El Papa Francisco visitó ayer por la tarde la parroquia romana de San Gregorio Magno, en el barrio de la Magliana. Saludó a fieles y parroquianos, así como a los niños y muchachos que reciben catequesis; a los enfermos y ancianos.
El Pontífice se ha interesado por las distintas realidades sociales de la zona, entre ellas, la Asociación de integración social para personas discapacitadas "Lámpara de los deseos", y la Cooperativa "La Prora" que se ocupa de la reinserción laboral de los excarcelados y ex toxicómanos. Después ha visitado la Casa de la Caridad, una estructura parroquial, animada por las Carmelitas Menores de la Caridad y diversos voluntarios. En la parroquia del barrio ha confesado a varios feligreses y al finalizar ha celebrado la Eucaristía con todos los fieles.
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En la homilía, el Papa ha hablado de la resurrección y de la vida, "la hermosa promesa del Señor", ha dicho. "Hoy los invito a pensar por un momento en silencio: ¿Dónde está mi necrosis? ¿Dónde está la parte muerta de mi alma? ¿Dónde está mi tumba? Pensemos un minuto todos en silencio. Pensemos: ¿cuál es la parte del corazón que se puede corromper, por estar unida a algún pecado o pecados? Hay que quitar la piedra de la vergüenza y dejar que el Señor nos diga, como le dijo a Lázaro, 'Sal fuera'".
"Para que toda nuestra alma se cure, resucite por el amor de Jesús, por la fuerza de Jesús. Él nos puede perdonar. ¡Todos lo necesitamos! ¡Todos somos pecadores, pero debemos tener cuidado de no convertirnos en corruptos! Somos pecadores, pero Él nos perdona. Oigamos la voz de Jesús, que con el poder de Dios, nos dice: '¡Sal fuera! Sal de esa tumba que tienes dentro. Sal. Yo te doy la vida, yo te hago feliz, yo te bendigo, te quiero para mí".
Al finalizar, el Santo Padre ha regalado a los fieles evangelios de bolsillo y les ha animado a llevarlos siempre consigo y a leerlo un poco todos los días, en cualquier lugar se encuentren.