El Obispo de Gualeguaychú y presidente de la Pastoral Social en Argentina, Mons. Jorge Lozano, llamó a trabajar por la inclusión social y pidió una reforma del sistema penitenciario, a fin de encontrar un camino de reinserción para las personas que delinquen y evitar la escalada de violencia, que en los últimos días tomó nuevos rumbos a raíz del ajusticiamiento de presuntos delincuentes.
Consultado por una televisora local, Mons. Lozano afirmó que las autoridades y la ciudadanía deben buscar "caminos legítimos ante los hechos de inseguridad".
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"De parte de las autoridades –agregó-, debería recogerse la preocupación, y me parece que hay dos carriles para transitar: la inclusión social, a partir de fuentes de trabajo; y por otro lado, ver cómo trabajar en el ámbito de la justicia y en el ámbito carcelario para que los que delinquen tengan un camino de reinserción en la sociedad".
El Obispo aseguró que, en los lugares donde la Iglesia está presente con su tarea pastoral, la mitad de los encarcelados no tienen condena. "Hay una demora en proveer de justicia en los distintos delitos, y esto es algo que incide negativamente, porque es la consagración de la impunidad", afirmó.
Del mismo modo, el Prelado manifestó el deseo de que se estudie el funcionamiento del poder judicial y la demora excesiva en la que caen los procesos por delitos de corrupción, que según sus informes, tardan en promedio unos 14 años en llegar a una sentencia, con lo cual muchos terminan prescribiendo.
Mons. Lozano también compartió algunas experiencias personales. Aseguró que en muchos ambientes eclesiales le piden concluir las celebraciones antes de que anochezca, por miedo a la inseguridad.
"Cuando voy a celebrar una confirmación, me piden que sea a las 16 para no volver de noche a sus casas. O cuando hay una reunión, los catequistas piden que no termine muy tarde. Son situaciones que las vemos en distintos lugares del país", relató.
"Me parece que estamos teniendo un acostumbramiento a situaciones de violencia –resumió-. A veces en el trato entre nosotros. Que haya niños desnutridos, o gente en la calle, es violencia. Esas violencias se van naturalizando, como la pobreza, y ya se tiene por común entonces que la vida de algunos vale menos que la de otros".