La Iglesia Católica en Pakistán celebró el miércoles 2 de abril una jornada de oración y ayuno por Sawan Masih y Asia Bibi, dos víctimas de las controvertidas leyes contra la blasfemia en el país asiático, condenados a muerte y en espera del proceso de apelación.
Por la iniciativa "a favor de los cristianos perseguidos" se unieron varias organizaciones de la sociedad civil y creyentes ordinarios. A su vez activistas y líderes religiosos promovieron diversas manifestaciones pacíficas en Lahore e Islamabad "un signo de cercanía y solidaridad".
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Asia Bibi, se encuentra, desde noviembre de 2010, sometida a régimen de aislamiento en la cárcel por razones de seguridad. Ella fue durante mucho tiempo un símbolo de la lucha contra la "ley negra". Después de muchos retrasos y dilaciones, el 14 de abril debe celebrarse el primer día del juicio en segunda instancia.
El cristiano Sawan Masih, de 26 años, natural de Lahore, fue condenado en los últimos días de la primera instancia, por cargos falsos que en realidad ocultan desacuerdos personales con la persona que lo denunció.
Su experiencia dio lugar a un ataque dirigido contra la minoría que vive en la colonia José Lahore, con cientos de casas y dos iglesias incendiadas por extremistas islámicos. En este caso, el juicio de apelación está previsto para el 25 de julio 2014, en el Tribunal Superior de Lahore.
A la iniciativa también se unió la "Masihi Foundation and Life for All Pakistan", según la cual las leyes de blasfemia son todavía un "elemento sensible" para el país, propenso a "resolver los conflictos personales y perpetrar la venganza". "Protestamos de manera pacífica, concluyen los activistas, contra la sentencia contra Masih y exigimos justicia para Asia Bibi".
El caso de Asia Bibi
En junio de 2009, Asia trabajaba como obrera en Sheikhupura, cerca de Lahore, Pakistán. En una ocasión le pidieron que buscara agua potable para sus compañeras. Algunas de las trabajadoras –todas musulmanas– se negaron a beber el agua por considerarla "impura" debido a que fue provista por una cristiana.
Un día más tarde, Asia fue atacada por una turba y llevada a una comisaría "por su seguridad", donde fue acusada de blasfemia contra Mahoma. Desde su detención denunció ser perseguida en razón de su fe y negó haber proferido insulto alguno contra el Islam.