La Fraternidad Mariana de la Reconciliación es una joven iniciativa de la Iglesia que se ha extendido en varios países del mundo, luego de surgir en la capital peruana. En la siguiente nota conozca el testimonio de algunas de sus miembros que sirven en diversas instancias apostólicas en la ciudad de Los Ángeles, en Estados Unidos.
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La Fraternidad Mariana de la Reconciliación nace en Perú en 1991 y desde entonces se ha expandido a varias diócesis del mundo en Australia, Inglaterra, Italia, Estados Unidos (California, Colorado, Connecticut y Texas), así como en otros países al sur y centro de América. Las "Fraternas", como se conoce a sus miembros, viven en obediencia, celibato y desapego a los bienes temporales para estar plenamente disponibles para el apostolado.
En declaraciones al periódico Católico Angelus The Tidings Online, cuatro fraternas que viven en Los Ángeles, California (Estados Unidos), contaron cómo asumen este compromiso. María Teresa Alva (37), comentó que a los 19 años cuando participaba en el Movimiento de Vida Cristiana (MVC) en Lima (Perú), conoció la Fraternidad y sintió especial admiración por ellas, "estaba tocada por su alegría y felicidad (...) Sabía que yo quería darle a Dios no sólo una parte, sino todo mi corazón" hasta darse cuenta que era llamada a este tipo de vida.
Alva llegó a Estados Unidos hace dos meses para unirse al grupo de fraternas en la comunidad cerca de la Iglesia de San Víctor en West Hollywood. Antes de su llegada ha tenido experiencia pastoral en Chile, Ecuador y en su natal Perú.
Susana Nieto (36),Directora de Formación en la Fe de la Parroquia San Martín de Tours en Brentwood, señaló que ella también conoció a las Fraternas en Perú en el MVC y que sintió que Dios la llamaba a "consagrarme de alguna manera" y entendió que era como laica consagrada entrando a la comunidad a los 20 años de edad.
El testimonio de las fraternas impresionó mucho a Nieto, esa "alegría que cada miembro transmite y comparte sólo con su vida en las cosas cotidianas como cocinar, ir de compras, en la oración, liderando grupos, su propio testimonio me acercó a Cristo", y derribó sus propios miedos para descubrir su vocación, antes de llegar a Los Ángeles donde vive hace cuatro años, sirvió en Denver por ochos años.
Luciane Urban, es una Fraterna brasilera y se desempeña como coordinadora ejecutiva de Mons. José Gómez, Arzobispo de Los Ángeles. Señaló que le dice a las personas "yo di mi vida a Dios y no sé dónde voy a vivir, de qué voy a vivir, qué voy a hacer, o cuánto tiempo voy a estar en un lugar', y la se preguntan ¿Cómo puedes vivir con tanta inseguridad?'", ella les responde "¿Qué mayor seguridad podemos tener que estar en las manos de Dios?".
Explicó que "a nivel humano, parece tan inseguro, es totalmente lo contrario. Creo que esa es una de las cosas que nos da mucha alegría y que nos ayuda a ser capaces de vivir y conocer a la gente y hacer amigos",
Dijo además que las fraternas son capaces de ir a otros lugares y cambiar de ministerios, así como hacer algo que nunca han hecho antes, "si Dios nos está pidiendo que hagamos, él nos va a dar la gracia. Lo que parece tan inseguro en los ojos del mundo, es la seguridad total de Dios".
La peruana Rossana Goñi (47), superiora de comunidad en Los Ángeles, se unió a la comunidad a los 26 años y destacó que en la comunidad, "el énfasis está en ser una persona común, activa y evangelizadora, para salir y estar en medio del mundo haciendo algo".
Como alienta el Papa Francisco, comentó, "queremos salir y decirle a la gente que Dios está vivo y él te ama y quiere que seas feliz", subrayó que son mujeres consagradas que toman votos de castidad pero que esto no significa que abandonan la maternidad porque "soy una madre espiritual de muchos, incluso de gente mayor que yo. Ser una madre espiritual es muy gratificante, nacimos para eso, somos mujeres y no perdemos (ese deseo) la maternidad. Lo vivimos en su totalidad", concluyó.