El último lunes 24 de marzo, la iglesia armenio-católica de la Santísima Trinidad en Alepo, Siria, fue alcanzada por un misil mientras los fieles participaban de la Misa diaria.
Aunque no hubo heridos, el atentado dañó la cúpula y destrozó los vitrales. Además, otros misiles destruyeron varias casas en los alrededores.
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"Varios misiles cayeron en el barrio de al-Meydan. Uno golpeó y dañó la cúpula de la iglesia, mientras que el interior se estaba celebrando la liturgia eucarística. Gracias a Dios nadie resultó herido", explicó el párroco de iglesia, Padre Joseph Bazuzu, a la agencia vaticana Fides.
El sacerdote aseguró que el acto no amedrentó a los cristianos y al día siguiente del atentado un mayor número de fieles acudió a la celebración de la Eucaristía.
"Después de tantos años de violencia, el miedo se ha convertido en un sentimiento que acompaña cada día. Las personas viven con el miedo", dijo.