El Papa Francisco protegió y salvó, cuando era el Cardenal Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires, a al menos 80 mujeres víctimas de trata con fines de explotación sexual, según cuenta el periodista argentino Armando Rubén Puente en su libro 'La vida oculta de Bergoglio' (Libros Libres).
Se trata de "la otra lista" de Bergoglio, tal y como se refiere a ella el autor en su libro. "Logró hacer visible el problema de la prostitución, los proxenetas y la trata de blancas. (...) La ayuda de Bergoglio fue decisiva, porque escondió durante un tiempo en conventos o en pisos de personas de su absoluta confianza a mujeres en peligro", relata en el libro el titular de la ONG La Alameda, Gustavo Vera.
Puente explica a Europa Press que si Bergoglio ayudó a estas mujeres es "por la dignidad de la personas" porque es "el Papa de la dignidad de la persona", un hombre que "escucha mucho para ayudar".
En este sentido, precisa que Francisco, cuando estaba en Argentina, también ayudó a parejas del mismo sexo que habían sido expulsadas de su parroquia. Según recuerda Puente, Francisco llamaba al párroco y tras decirle que había mantenido una conversación con la pareja, le pedía que no les cerrara las puertas, que no podían ser expulsados.
En todo caso, según precisa Puente, esto no significa que el Papa vaya a cambiar la doctrina porque "la ley es la ley" pero se muestra convencido de que Francisco va a seguir haciendo lo mismo que en Argentina: "comprender las situaciones humanas" y "ponerse en la situación del otro".
Entre los temas que aborda en 'La vida oculta de Bergoglio', también se recogen episodios de la historia de Bergoglio como el referido a su 'destierro' a Córdoba algo que el autor explica como "un problema de liderazgo en un momento dado de una compañía muy zarandeada en todo el mundo por conflictos y, en Argentina, por la crisis sociopolítica que vivía el país". Según añade Puente, Bergoglio es un hombre de "una fuerte personalidad" que por sus "dotes de liderazgo" despierta afecto y simpatía.
Sobre su papel para salir del 'corralito', Puente explica que, aunque Bergoglio tiene "una visión muy clara de que la jerarquía eclesiástica, los obispos y demás miembros no tienen que tomar medidas políticas", ante la situación "gravísima" económica y social que estaba viviendo Argentina, lo que hizo fue "apoyar, alentar a diversos sectores político-económico-gremiales para que tomaran una serie de acuerdos para poner fin a esa situación, para ayudar a salir de esa crisis".
Asimismo, en el libro, Puente aborda la relación del Pontífice con el matrimonio Kirchner primero con el expresidente Néstor Kirchner y después con su mujer, la actual presidenta Cristina Fernández. Según señala, Bergoglio piensa que la Iglesia tiene que defender la justicia, a los pobres, a los desempleados, a los perseguidos sociales y habló "muy fuerte" para denunciar la corrupción y las injusticias sociales, y eso "molestó" al gobierno lo que provocó unas tensiones que han durado 10 años.
En cualquier caso, ahora, cuando la relación entre Cristina Fernández y el Papa parece haberse acercado tras tres encuentros, el último hace una semana en el Vaticano, Puente explica que el Papa está haciendo "unos esfuerzos muy grandes" para que la situación económica argentina que está "deteriorándose" y la "pérdida de prestigio" de la presidenta "no desemboque en una especie de caos o conflicto" sino en una salida democrática.
"Esfuerzos" para el diálogo en Venezuela
Según añade Puente, este esfuerzo también lo está haciendo Francisco con Venezuela aunque de forma discreta y es lo que ha hecho siempre: invitar al diálogo, a escuchar al otro, a la comprensión.
En cuanto a la actuación de Bergoglio durante la etapa de la dictadura, el autor explica que el entonces provincial de los jesuitas tuvo que afrontar una situación "muy grave y delicada" en Argentina, con unos 10.000 guerrilleros de varios grupos, con una parte de la juventud argentina "encandilada" por la guerra revolucionaria.
Bergoglio, según remarca Puente, "es un hombre que odia la violencia, el asesinato, el crimen" y por ello, trató de salvar a gente que era perseguida. Concretamente, salvó a un centenar de personas a las que protegió, escondió o ayudó a viajar a Europa.
A juicio de Armando Puente, cabe esperar "muchos e importantes cambios" en la reforma de la Iglesia en el sentido de volver a una Iglesia no dirigida desde Roma, horizontal en lugar de vertical. Esto lo demuestran, según indica Puente, las palabras del Papa Francisco: "Lo único que ha pasado este año es que me han cambiado de puesto, yo era obispo en Buenos Aires y ahora soy obispo de Roma".