El Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos), Mons. José Gómez, recordó a los fieles el llamado de Cristo a buscar la justicia en la sociedad, e indicó que esto se logrará cuando el ser humano siga el "orden correcto" propuesto por Dios.
En su última columna publicada en ACI Prensa, el Prelado continuó reflexionando sobre las Bienaventuranzas, que "expresan ese 'orden correcto' que Dios quiere para nuestras vidas". "Él nos enseña lo que deberíamos desear y lo que deberíamos estar buscando en nuestras vidas; nos enseña a buscar aquello que verdaderamente nos puede hacer felices", afirmó.
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En ese sentido, recordó que en la cuarta Bienaventuranza Jesús llama a tener hambre y sed de justicia. "Justicia no significa 'perfección absoluta', o que nunca nos equivoquemos. La Justicia, en las Escrituras, significa 'lo correcto' o lo justo. Las cosas son justas cuando son como Dios quiere que sean", señaló.
En ese sentido, Mons. Gómez explicó que "la justicia es algo que estamos llamados a tratar de alcanzar; no es algo que podamos aspirar a lograr en esta vida. La justicia es obra de Dios. Y estamos a la espera, como dijo San Pedro, del día en que Él traerá 'una tierra nueva en la que morará la justicia'".
Asimismo, recordó que "las Bienaventuranzas no son virtudes 'privadas', a pesar de que parecería que deben serlo.
"Jesús nos llama a ser 'pobres', 'mansos' y a ser de 'los que lloran'. Estas son cualidades personales, rasgos de carácter. Pero Jesús nos llama a vivir estos aspectos de nuestra personalidad cristiana de manera que tengan consecuencias en nuestras relaciones personales y en nuestra misión en el mundo", afirmó.
En ese sentido, "al llamarnos a tener hambre y sed de justicia, Jesús quiere que busquemos la santidad en nuestras propias vidas y la justicia en nuestra sociedad y en nuestro mundo".
Mons. Gómez señaló que Cristo es el modelo para vivir las Bienaventuranzas, en las cuales está llamando a los fieles a ser "personas que siempre busquen las cosas de arriba: la verdad, la belleza y las cosas más elevadas, de Dios. Personas que se estén esforzando siempre para que la voluntad de Dios se haga en la tierra como en el cielo, para que todos en este nuestro mundo tengan lo que se merecen como hijos de Dios, creados a su imagen".
"Este anhelo de santidad y del Reino de Dios es el verdadero camino a la felicidad que nuestro corazón desea", aseguró.