Mons. Guillermo Karcher, ceremoniero pontificio de la Santa Sede, fue el primer argentino fuera del cónclave en saber que el 13 de marzo de 2013 los cardenales habían elegido a su compatriota Jorge Mario Bergoglio a la Sede de Pedro. En diálogo con AICA, el sacerdote argentino, que vive en Roma desde hace más de 20 años recuerda ese día y destaca los principales momentos del primer aniversario de este pontificado.
"Recuerdo el 13 de marzo de hace un año con gran emoción y gozo interior –confiesa-. Estuve junto a él, como uno de los primeros testigos, y pude celebrar con el corazón la elección del nuevo Papa, mi 'exobispo porteño', a quien desde el primer día no he dejado de ver y a quien le dispuse mi veinteñal experiencia romana y mi trabajo en el protocolo y ceremonial de la Secretaría de Estado".
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"Aquella noche una percepción muy grande, una presencia de la Virgen de los Desatanudos. Me fui a rezar y sentí el aplauso, era el momento en que había sido elegido. En el fondo del corazón pensé: acá hay algo relacionado con Bergoglio. Todavía no se habían abierto las puertas de la Capilla Sixtina. Fue una premonición, una experiencia mística, llamémosla como sea, pero yo no soy devoto de la Desatanudos, es su devoción. A mí no me tocaba tener el micrófono sino el libro de las bendiciones, pero le dije a otro ceremoniero: 'Si sale Bergoglio, ¿me das el micrófono?'. Eso me aseguraba que iba a estar en todo momento junto al nuevo Papa incluso para darle una mano, si le fallaba el italiano iba a tener a alguien que le ayudara", recuerda.
El Padre Karcher, como ceremoniero pontificio, asiste en las liturgias que preside el Santo Padre y otros tantos actos habituales. Siendo aún muy joven, tuvo la oportunidad de estar en la Misa de ordenación episcopal del jesuita Jorge Mario Bergoglio el 27 de junio de 1992.
El ceremoniero también es una figura destacada en las audiencias generales de los miércoles, en donde se ha convertido en nexo para que miles de argentinos puedan estrechar la mano del Papa. Cada miércoles, alrededor de las 9 aparece en la Puerta Santa Ana con un listado en mano y encabeza la fila de connacionales que se ubicarán a la derecha del escenario para saludar al Santo Padre, darle algún presente y conversar brevemente con el Pontífice.
¿Qué momento destaca de este año junto a Francisco?
El viaje de Francisco al Brasil fue un hito, no por el viaje en sí mismo, que estaba programado para Benedicto XVI, sino por el formato que le dio. Removió las aguas, invitó a 'hacer lío', a movilizar la fe de los jóvenes y del pueblo entero de Dios ante un mundo indiferente, pero sediento de valores y de Cristo.
También las 'ferias de verano romano' han sido una novedad. Francisco de por sí no conoce las vacaciones y por ende no se las tomó. No hace nada que le sea impuesto porque simplemente así ha sido hasta ahora.
¿Y cómo es el ritmo de vida de este Papa?
Su ritmo de trabajo no tiene pausas. Disminuyó un poco las actividades, pero por respeto a todos los empleados que sí estaban de vacaciones. Pero siguió trabajando en su despacho, planificando y encontrando amigos y personas allegadas.
Francisco sabe que su servicio a la Santa Sede es único, y su liderazgo moral es reconocido e influyente. Los católicos, pero también los cristianos de otras confesiones y los feligreses de otros credos, así como los agnósticos y los hombres de buena voluntad, están fascinados por su figura austera y su vida coherente, y esto lo vuelve alguien al que no se puede hacer oídos sordos… así mueve las multitudes.
Usted, que conversa cotidianamente con el Santo Padre, ¿qué prioridades encuentra en el Pontífice?
A Francisco le preocupa la humanidad herida, y está invitando a la Iglesia a cada momento a hacerse cargo de ella, con la fuerza que proviene de la fe en Cristo. No juzga ni condena, sino que orienta y acompaña, dejando a Dios hacer el resto.
Para él, los laicos son la fuerza viva de la Iglesia y no descuida ningún detalle para valorizarlos. Así, por ejemplo, el haber llamado a los novios para festejar el día de San Valentín y a dar testimonio de la fe y del amor verdadero fue un éxito, como es un éxito cada gesto y cada palabra que sale de él, pues están avalados por la convicción y el ejemplo.
¿Cómo se ven las reformas de la Curia romana para un hombre 'de adentro'?
Francisco, se puede decir, recibió un mandato de parte de sus hermanos cardenales, y por ello lleva adelante su 'gobierno' tranquilo y seguro de hacer las cosas que debe hacer, tras haberlas discernido ante Dios en la oración.
La creación del C8 [n. de r: comisión estable y consultiva de ocho cardenales], y de distintas comisiones referentes, como el nuevo ministerio de la Economía son parte de una serie de reformas en pos de una mayor transparencia y de una gestión más efectiva y menos burocrática, que ponga en juego los recursos humanos y los carismas de todos los colaboradores, en la era de la comunicación global.
¿Cómo se comprende que este Papa tenga tan buenas relaciones con el judaísmo, el Islam y las otras confesiones cristianas?
Ha seguido alimentando el trato excelente con los judíos y los musulmanes que había construido en Buenos Aires; tal vez por eso lo escuchan los jefes de otras religiones. Roma debe caracterizarse por su servicio a la caridad, ésa es su vocación. Y él, como obispo de Roma, está poniendo todo en juego para que así sea.
Monseñor Karcher también señala un último gesto de novedad en el Papa: a diferencia de las charlas y meditaciones en el Palacio Apostólico acostumbradas para el tiempo de Cuaresma, Francisco decidió vivir un retiro espiritual junto con los responsables de los dicasterios de la Curia Romana en una casa de ejercicios ubicada cerca de la capital.
"Es un verdadero retiro –dice el sacerdote-, con el fin de 'purificar el corazón' y renovar la vida en Cristo, con vistas de un mejor servicio a la Iglesia. Como buen jesuita, la vida del espíritu es fundamental, lo vive y lo propone con el ejemplo. Rezará por nosotros. Y nosotros aprovechemos a rezar por él: ¡Feliz aniversario Francisco!".