El Arzobispo de Denver (Estados Unidos), Mons. Samuel Aquila, criticó recientemente el intento del Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas de imponer su agenda gay y del aborto en la Iglesia Católica.
En una columna publicada el 18 de febrero en el Denver Catholic Register, Mons. Aquila recordó que cuando este comité de la ONU emitió su reporte, el 5 de febrero, "criticando a la Iglesia por sus creencias sobre el aborto, la anticoncepción y la homosexualidad, y sugirió que cambiándolas ayudaría a los niños, se volvió claro que tiene una agenda más grande que proteger a los niños".
El Prelado recordó que "el Vaticano no emite frecuentemente comunicados con palabras duras, pero el portavoz Federico Lombardi reaccionó al informe del comité sin medias tintas. Denunció que el comité no solo pasó por alto los esfuerzos que ha hecho la Iglesia para proteger a los niños y las reformas de su sistema fiscal, sino que también falló en entender las diferencias fundamentales entre la Santa Sede y otros estados".
Mons. Aquila lamentó que el comité de la ONU "mostró ya sea una incapacidad para escuchar lo que se dijo, o una falta de voluntad para entender" lo explicado por la Santa Sede, cerca de tres semanas antes de la publicación de su informe.
Para el Prelado, el activismo del Comité de los Derechos del Niño de la ONU "presenta un bizarro conflicto interno, ya que Naciones Unidas ha defendido la libertad religiosa en otras ocasiones, así como el derecho de las iglesias a vivir su fe".
"Es ciertamente verdad que la Iglesia debe continuar implementando sus esfuerzos para prevenir el abuso infantil. Pero el panel de la ONU fue mucho más allá ofreciendo consejo sobre abuso sexual y usó su influencia para predican un 'evangelio' secular a la Iglesia".
Para el Arzobispo de Denver, "más que aceptar las creencias del comité tal como son promocionadas, es necesario hacer preguntas profundas sobre sus implicancias".
"El panel recomendó, por ejemplo, que la Iglesia cambie sus enseñanzas sobre el aborto como una forma de proteger a los niños. ¿Pero cómo esto lleva a la felicidad de alguien o al crecimiento en bondad, por no hablar de proteger a los niños, especialmente a aquellos en el vientre?", cuestionó.
"La ONU parece olvida que todos nosotros hemos vivido dentro del vientre de nuestras madres como niños por nacer".
En el caso de la anticoncepción, dijo Mons. Aquila, el comité "urgió a la Iglesia a facilitar el acceso de los adolescentes a la anticoncepción. ¿Cómo esto promovería en forma alguna la salud moral, la salud mental o el crecimiento en virtud de los jóvenes".
El Arzobispo de Denver lamentó que "las Naciones Unidas parecen no estar al tanto de los estudios que demuestran lo insalubre de la intimidad sexual temprana para los adolescentes y el daño que les hace".
Las soluciones propuestas por el comité de la ONU, advirtió el Prelado estadounidense, "son cortas de vista, porque fallan en resolver los temas morales subyacentes planteadas por los complejos problemas que están tratando de resolver".
El panel de Naciones Unidas, señaló, está enfocado "en prevenir las enfermedades transmitidas sexualmente y prevenir el embarazo adolescente, pero la respuesta del comité es insuficiente".
"En vez de promover la virtud, el panel de la ONU y muchos otros en la comunidad médica tratan de remediar deficiencias morales con condones y drogas. En términos médicos, están tratando el síntoma pero no la enfermedad".
Mons. Aquila indicó que "todos nosotros, yo incluido, necesitamos comprometernos rutinariamente a examinar los valores por los que estamos viviendo, y preguntarnos si llevan al bien mayor que todos pueden esperar conseguir: la vida eterna".
"Jesús vino a esta tierra para 'revelar completamente al hombre' a sí mismo, dice el documento 'Gaudium et Spes' del Vaticano II, y abandonados a nuestra propia suerte siempre quedaremos cortos".
El Prelado aseguró que "nuestra sociedad necesita católicos que compartan el poder transformador de una relación de amor con el Padre, Hijo y Espíritu Santo, y que expresen cómo esa experiencia lleva a una vida de verdadera satisfacción, cómo nos reorienta a una vida construida sobre la verdad, buena y bella".
"No tengan miedo de hablar a favor de la fe y de las verdades divinamente reveladas que Dios nos ha confiado a través de su Hijo. El mundo necesita este regalo más que nunca", concluyó.