El Arzobispo de Camagüey (Cuba), Mons. Juan García Rodríguez, celebró recientemente la Misa por los 500 años de fundación de esta ciudad y durante su homilía recordó a los cubanos que los niños, y por tanto las personas, son la mayor riqueza de un país; y les aseguró que la felicidad en las familias "empieza por el amor natural, fiel y fecundo de los esposos".
"Es cierto que el factor económico influye en solo tener un hijo o cuando más, dos. Para un pueblo es muy preocupante que haya pocos niños porque sin personas, la mayor riqueza de una nación, no hay economía creciente futura ya que no habrá fuerza laboral joven ni quienes atiendan ancianos. Por eso vale mucho el salario familiar, es decir, a más hijos, más auxilios, más subsidios. Sin hijos la ciudad, la familia y un futuro risueño, desaparecen", expresó.
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En su homilía, enviada a ACI Prensa por el Arzobispado de Camagüey, Mons. García Rodríguez también afirmó que "una ciudad es feliz y luminosa cuando hay jóvenes con salud". Por ello, expresó su sorpresa "que los medios de comunicación social en su lucha por evitar el sida y las enfermedades de transmisión sexual atiendan solamente a las consecuencias y no a las causas y nunca hagan referencia a lo único seguro: virginidad en el noviazgo; fidelidad en el matrimonio".
El Arzobispo recordó las raíces católicas de esta villa fundada el 2 de febrero de 1514 bajo el nombre de Santa María del Puerto del Príncipe. "Muchas calles de nuestra ciudad nos señalan un camino santo y lleno de luz y mantienen viva nuestra fe. La calle Cristo nos habla del Hijo de Dios hecho hombre, el crucificado, el resucitado", señaló.
"Hoy, a los quinientos años de la fundación de esta villa tenemos un gran sentimiento de acción de gracias a Dios por esta tierra pero muy especialmente por las excelentes, memorables y ejemplares personas que marcaron nuestra historia. Pero muy especialmente damos gracias a Dios por nuestros padres y madres, muchas de las cuales, como la Virgen, llevan en sus corazones una espada de dolor que representa a los hijos enfermos o descarriados, a los cuales nunca les faltará su amor", afirmó.
En ese sentido, agradeció a Dios "por el arzobispo San Antonio María Claret, defensor de los fusilados en la sabana de Méndez. Damos gracias a Dios por Monseñor Adolfo, primer arzobispo de Camagüey que siempre experimentó y enseñó que es bueno confiar en el Señor. Damos gracias a Dios por todos nuestros sacerdotes, ministros de la misericordia y muy especialmente hoy por los padres Sarduy, Paquito, Grau, José Luis y José Manuel que hoy cumplen 43 años de sacerdotes".
"Damos gracias a Dios por lo que la Iglesia significó y significa y significará para esta ciudad. ¡Qué suerte has tenido ciudad legendaria! ¡Nacer a la sombra de la Candelaria! La riqueza de fe, amor, honradez, unión familiar, deseos de libertad, laboriosidad, tradición religiosa, los numerosos y majestuosos templos, buen hablar, que nos hizo legendarios, no la perdamos".
"Hagamos una ciudad de luz hasta encontrarnos con quien dio el primer nombre a esta villa, Santa María, y hasta encontrarnos… también con nuestros difuntos, raíces de nuestra realidad, en las fiestas de la Eterna luz, en la Casa del cielo donde habita el Padre, El Hijo y El Espíritu Santo. Amén", culminó.