A través de un mensaje transmitido por el Arzobispo de Buenos Aires (Argentina), Mons. Mario Aurelio Poli, el Papa Francisco confesó estar "profundamente apenado" por los fallecidos en el incendio en la localidad porteña de Barracas y expresó su cercanía "con quienes sufren y están abatidos por tan lamentable suceso".
Mons. Poli al presidir el responso de los cuerpos de los seis bomberos "héroes de Barracas", leyó carta del Santo Padre donde pide "que Dios otorgue consuelo y fortaleza a los afectados por tan trágica desgracia e inspire a todos sentimientos de solidaridad fraterna, para afrontar esta adversidad de la mejor forma posible".
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El Prelado también expresó su afecto y cercanía con los familiares de las víctimas a quienes dijo que "nos resulta difícil rezar en este momento, pero nosotros los cristianos creemos que la muerte no es la última palabra. Que el Señor Resucitado nos anime, nos dé fuerza y nos consuele en este momento de tristeza, de dolor y de partida de nuestros hermanos Leonardo, Anahí, Damián, Maximiliano, Eduardo Adrián y Juan Matías"
Pidió además "que el amor de Dios inunde nuestro corazón y permanezca siempre". El Prelado proclamó un pasaje del libro del Apocalipsis e invitó a los presentes que reflexionaran en el texto: "Felices los que mueren en el Señor; de ahora en adelante ellos pueden descansar de sus fatigas, porque sus obras los acompañan".
Mons. Poli destacó la "bendita vocación de servicio" de los bomberos fallecidos en el cumplimiento del deber: "El Dios que les dio la vida y el aliento también les dio esta vocación para entregar la vida así. Tenemos dolor de la partida, pero los cristianos también tenemos la esperanza de encontrarnos definitivamente en el Cielo", señaló.
El Arzobispo invitó a recordar el ejemplo de los fallecidos en su servicio al prójimo. "El servicio público y esta forma de entregar la vida, es una exquisita forma de amar al prójimo. Por eso le pedimos el consuelo de la fe para sus familiares, amigos y para todos los que en este momento tenemos un gran dolor en el corazón".
Sostuvo que la fe "nos tiene que poner de pie" para tomar el ejemplo de "estos valientes" y dijo que pidamos al Padre.
Finalmente, invitó a encomendarlos al Padre Dios, "que conoce la entrega de sus vidas". Mons. Poli impartió también la bendición apostólica enviada por el Papa y luego que fuera entonada la marcha fúnebre se acercó a las familias de los caídos.