El Obispo de Córdoba (España), Mons. Demetrio Fernández, abordó en su carta pastoral semanal la campaña de Manos Unidas que bajo el lema "Un mundo nuevo, proyecto común", llama a tomar conciencia sobre el hambre en el mundo; e indicó que este problema no es culpa de Dios, sino del egoísmo de los hombres.
"El mundo está mal repartido y de ello no tiene la culpa Dios, sino el egoísmo de los hombres, que se quedan con lo suyo y lo ajeno", aseguró el Obispo de Córdoba. Recordó que la campaña de Manos Unidas dura todo el año ya que siempre se realizan actividades de concienciación sobre el hambre en el mundo, "de las múltiples carencias que sufren tantas personas en el mundo, mientras otras tienen de sobra para vivir desahogadamente".
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En ese sentido, destacó que el segundo viernes de febrero tendrá lugar el día del ayuno voluntario, cuyo resultado es entregado en la colecta litúrgica del domingo siguiente con destino a Manos Unidas. "La ayuda que prestamos a las personas que viven en países en vías de desarrollo no lo hacemos de lo que nos sobra, sino privándonos -ayunando- de algo que necesitamos. Esto es típicamente cristiano. Damos rascándonos el bolsillo y quitándolo de tantas cosas legítimas, pero que podemos prescindir de ellas para compartir con los que no tienen nada", explicó.
Añadió que "se trata de una colecta litúrgica, que resume las aportaciones de todos los que se reúnen a celebrar la Eucaristía, donde aprendemos a compartir y a ser generosos con los demás, como lo ha sido Jesucristo con cada uno de nosotros". "Las mujeres de Acción Católica que comenzaron y todos los que hoy participan en esta gestión lo hacen movidos por el amor cristiano, al que pueden unirse todos las personas de buena voluntad que lo deseen", destacó.
Mons. Fernández subrayó que Manos Unidas es una institución que "nunca apoyará proyectos que vayan en contra de la persona humana o promuevan la injusticia", ya que "se trata de una organización confesionalmente católica, y por eso merece el apoyo de todos los católicos y de todos los que en esa línea quieran colaborar. Los proyectos de Manos Unidas cuidan con esmero su ejecución según la doctrina social de la Iglesia".
La campaña de Manos Unidas de este año se encamina a conseguir el octavo Objetivo de Desarrollo del Milenio. "Cada uno entiende estos Objetivos del Milenio a su manera. Manos Unidas lo enfoca siempre desde la perspectiva cristiana a la que antes me he referido. Sí, es posible un mundo nuevo, porque es posible un hombre nuevo. Y es posible un hombre nuevo, porque Jesucristo es el Hombre nuevo que hace nuevas todas las cosas", afirmó el Obispo.
Mons. Fernández explicó en su carta que "es posible un mundo nuevo en el que las personas, las sociedades, los Estados y el orden internacional propicien un mundo nuevo en el que todos puedan comer, tener acceso a la cultura y estar cubiertos en la asistencia sanitaria".
Y explica que un mundo nuevo es posible porque "ningún personaje de la historia ha vencido la muerte como la ha vencido Cristo el Señor resucitando", porque Jesucristo venció el pecado y la muerte.
"La oración es una fuerza potente para cambiar el mundo, porque comienza cambiando los corazones de las personas, que toman decisiones en la marcha de la historia", afirmó Mons. Fernández y subrayó que "la campaña de Manos Unidas este año nos recuerda que tenemos que aspirar todos –cada uno desde su perspectiva- a un objetivo común: hacer un mundo nuevo. Para un cristiano no es una utopía, es algo real, comenzando por uno mismo".