"Dicen que Boko Haram no tiene nada que ver con la religión, pero para mí, este fenómeno tiene mucho que ver con la religión. Actúan gritando Allah Akbar, aunque gritasen 'Jesús es el Señor', se trata de algo con carácter religioso. Perdemos el tiempo si no reconocemos y no abordamos este aspecto religioso", dijo el Arzobispo de Abuja, Cardenal John Olorunfemi Onaiyekan, en rueda de prensa tras los brutales ataques en los últimos días del grupo terrorista musulmán Boko Haram en el norte de Nigeria donde han muerto unas 130 personas.
Al menos 45 personas murieron en el asalto contra la iglesia católica en la localidad de Wada Chakawa en el estado de Adamawa, perpetrado por un grupo de hombres armados que llegaron en un vehículo blindado y una camioneta, tras lo cual encerraron a los fieles en el lugar de culto disparando indiscriminadamente contra ellos. Otras 85 personas murieron en el asalto a la aldea de Kauwuri en el estado de Borno.
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"El gobierno gastó miles de millones para comprar todo tipo de dispositivos electrónicos de seguridad, pero no importa tanto la cantidad de dinero que se gaste mientras seguimos razonando en términos de poder contra poder, fuego contra fuego, así no se puede resolver el problema de la seguridad", dijo el arzobispo de Abuja.
El Purpurado destacó la importancia de los aspectos sociales, políticos, económicos y de la psicología social para entender el fenómeno de Boko Haram. "Necesitamos comprender cómo un joven de 27 - 28 años de edad, con un grado en química o en otra disciplina termina viviendo en el monte; algo pasó en su mente. Para cambiar la mente de este joven hay que acercarse a él, pero no con un arma".
El Cardenal Onaiyekan apela a los líderes religiosos para que trabajen juntos para resolver el problema. "De una forma u otra, alguien tiene que romper el círculo vicioso y asesorar al gobierno en este momento", concluye.
Por su parte el vocero de la diócesis de Yola, Padre Raymond Danbouye, confirmó que las 22 personas que murieron en el ataque a la iglesia fueron enterradas tras un funeral el lunes. Ese mismo día
El grupo fundamentalista, que quiere imponer la ley islámica en un país dividido casi en partes iguales entre cristianos y musulmanes, mató a miles de personas en los últimos cuatro años y medio y es considerada el mayor riesgo para la seguridad del máximo exportador de petróleo de África y la segunda mayor economía del continente después de Sudáfrica.