El Obispo de Mar de Plata (Argentina), Mons. Antonio Marino, celebró la Santa Misa en el balneario Áfrika de Villa Gesell, en memoria de las cuatro jóvenes que murieron y por los varios heridos que ocasionó la caída un rayo en la zona de las carpas de la playa, la tarde del pasado jueves 9 de enero luego de una fuerte tormenta.
El Prelado señaló que "celebramos aquí junto al mar la Santa Misa, convencidos de que sólo la Palabra de Dios y la gracia divina pueden traer un consuelo e iluminar un sentido, en medio de tanto desconsuelo humano".
La Misa concelebrada con el Párroco y el Vicario parroquial de la Iglesia del lugar, Inmaculada Concepción, se llevó a cabo el domingo 19 de enero, exactamente a diez días de la tragedia, y contó con la presencia de cientos de personas, entre ellos autoridades civiles, como el intendente municipal, y representantes de los Bomberos, la Cruz Roja, Defensa Civil, los Scout y la Policía. Todos ellos fueron aplaudidos por los presentes como gesto de reconocimiento por su labor.
Mons. Marino expresó su "profunda solidaridad con los difuntos y con el dolor de sus familiares, y también con las personas afortunadamente vivas que sufrieron consecuencias" e hizo un llamado a la reflexión sobre el sufrimiento humano y que experimentó el mismo Jesús.
"Si logramos entender el significado de la Palabra de Dios, nos disponemos a obtener luz sobre nuestros sufrimientos y el de nuestros hermanos. Cristo no nos habla del sufrimiento desde afuera dice la carta a los Hebreos, 'aunque era Hijo de Dios, aprendió por medio de sus propios sufrimientos lo que significa obedecer", subrayó el Obispo.
Explicó que fue así que Jesús "alcanzó la perfección y llegó a ser causa de salvación eterna para todos los que le obedecen'. Jesús es nuestra luz, no tenemos otra. Él irá curando nuestro dolor y disipando nuestra oscuridad mediante nuestra fe alimentada en la oración".
Mons. Marino hizo un llamado a todos, turistas y locales, a estar unidos en la oración por las víctimas mortales y por los heridos "elevando al cielo" la siguiente oración:
"Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, te pedimos por estos hijos tuyos y hermanos nuestros que han sido alcanzados por la desgracia. Algunos han partido, otros se debaten en el dolor. Parientes y amigos lloran una ausencia, o se conmueven por la desdicha. Todos miramos hacia ti, el único que en tu Hijo Jesucristo puedes aportar luz, consuelo y esperanza. Unidos a María, Madre de Jesús y consuelo de los afligidos, imploramos para todos el don de tu paz. Amén".