Las autoridades del hospital John Peter Smith, en el estado de Texas (Estados Unidos), están agotando los esfuerzos por salvar la vida de una bebé de 20 semanas de gestación ante la muerte cerebral de su madre Marlise Muñoz y el pedido de la familia para desconectar de los aparatos que sostienen a ambas.
Los médicos esperan que la niña alcance mayor peso y sus órganos se terminen de desarrollar para practicar una cesárea y retirar el respirador de Marlise.
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El 26 de noviembre Marlise, entonces con 14 semanas de gestación, colapsó en su hogar mientras atendía a su hijo mayor de solo un año de edad. En el hospital John Peter Smith determinaron que sufrió un paro cardíaco, y desde entonces permanece inconsciente y conectada a un respirador.
Tanto su esposo Erick, como sus padres, han solicitado que el centro médico retire el soporte vital a Marlise.
Sin embargo, la decisión de las autoridades hospitalarias está sustentada en la Ley de Directivas Anticipadas de Texas, firmada en 1999 por el entonces gobernador del estado y luego presidente George W. Bush.
La norma establece que nadie puede "retirar o suspender el tratamiento para mantener la vida de una paciente embarazada", aún en caso de que la paciente haya firmado una orden de no reanimación.