El Arzobispo de Santiago y presidente de la Conferencia Episcopal Chilena, Mons. Ricardo Ezzati, reflexionó sobre la importancia del Mes de María para Chile y dijo que "es, sin duda alguna, no solamente una expresión de piedad popular sino un instrumento eficaz de evangelización, de renovación, a través de la Virgen, de nuestra relación con Dios".
El Arzobispo conversó con ACI Prensa sobre el Mes de María, que se celebra del ocho de noviembre al ocho de diciembre en Chile, ha tenido este año un carácter especial en el marco del Año de la Fe. Este año culminó con la tradicional celebración con más de seis mil fieles de la Inmaculada Concepción en el Cerro San Cristóbal.
Para Mons. Ezzati, Chile tiene una gran gracia por ser un país eminentemente mariano: "La imagen de la Virgen que está en el Cerro San Cristóbal tiene una mano levantada hacia el cielo y una mano dirigida a la ciudad. Es lo que hace María en la vida del pueblo de Chile: nos muestra al Padre y les dice a la gente: 'miren para arriba, ahí está el sentido de sus vidas, de su nación'. Y al mismo tiempo, desde arriba, como que le dijera al Padre: 'mira a estos pobres hijos tuyos, que están viviendo en esta ciudad, míralos en sus necesidades'", comentó.
"El Concilio Vaticano II nos dice de María, que siempre, y también hoy, no deja de cumplir su misión, su vocación y su misión de Madre de la Iglesia, de Intercesora, de Auxiliadora del pueblo cristiano. Creo que el Mes de María tiene ese gran significado espiritual y esa gran fortaleza pastoral", afirmó.
Mons. Ezzati dijo que él se siente muy mariano: "Yo llegué a Chile, justamente, el día que iniciaba el mes de María y tengo la imagen de lo que significaba en esa época".
"También donde he estado trabajando he procurado hacerlo con intencionalidad mariana. Estuve en Concepción, y allí comencé a levantar el templo de María Auxiliadora. Estuve en el seminario salesiano y allí le pedí a un artista sacerdote que creara un mosaico, que es el mosaico más grande de Chile, y que refleja la Virgen Auxiliadora con su manto abierto sobre América Latina, y así en varias ocasiones".
"La última capilla que construí después del terremoto en Concepción, está dedicada, también, a la Virgen Auxiliadora", recordó.
"Creo que de verdad, mi vida personal está matizada por la presencia amorosa de la Virgen de la cual he querido, y he tratado de ser siempre un buen hijo", finalizó.