La paz y la alegría son las dos ideas que el Papa Francisco desarrolló esta mañana en la homilía de la Misa celebrada en el capilla de la Casa Santa Marta. El Pontífice subrayó que la Iglesia está llamada a transmitir la alegría del Señor a sus hijos, una alegría que da la verdadera paz.
En la primera lectura del libro Isaías, vemos el deseo de paz que todos tenemos, indicó el Papa. Una paz que, dice el profeta, nos llevará al Mesías. En el Evangelio "podemos ver un poco el alma de Jesús, el corazón de Jesús: un corazón alegre".
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Al respecto, Francisco afirmó que "nosotros pensamos siempre en Jesús cuando predicaba, cuando sanaba, cuando caminaba, iba por las calles, también durante la Última Cena. Pero no estamos acostumbrados a pensar en Jesús sonriente, alegre. Jesús estaba lleno de alegría: lleno de alegría. En esa intimidad con su Padre: 'Exultó de alegría en el Espíritu y alabó al Padre'- es precisamente el misterio interno de Jesús, esa relación con el Padre en el Espíritu. Es su alegría interna, su alegría interior que Él nos da".
Así, el Papa señaló que "esta alegría es la verdadera paz: no es una paz estática, quieta, tranquila. No, "la paz cristiana es una paz alegre, porque nuestro Señor es alegre". Y, también, es alegre "cuando habla del Padre: ama tanto al Padre que no puede hablar del Padre sin alegría". Nuestro Dios, indicó, "es alegre". Y Jesús "quiso que su esposa, la Iglesia, también fuese alegre".
Francisco añadió que "no se puede pensar en una Iglesia sin alegría y la alegría de la Iglesia es precisamente esta: anunciar el nombre de Jesús. Decir: 'Él es el Señor. Mi esposo es el Señor. Es Dios. Él me salva, Él camina con nosotros'. Y esta es la alegría de la Iglesia, que en esta alegría de esposa se hace madre. Pablo VI decía: la alegría de la Iglesia es precisamente evangelizar, ir adelante y hablar de su Esposo. Y también transmitir esta alegría a los hijos que ella hace nacer, que ella hace crecer".
El Pontífice señaló que la paz de la que habla Isaías "es una paz que se mueve mucho, es una paz de alegría, una paz de alabanza", una paz que podemos decir "ruidosa, en la alabanza, una paz fecunda en la maternidad de nuevos hijos". Una paz, "que viene precisamente en la alegría de la alabanza a la Trinidad y de la evangelización, de ir a los pueblos a decir quién es Jesús". Francisco puso énfasis en lo que dice Jesús, "una declaración dogmática" cuando afirma: "Tú has decidido así, revelarte no a los sabios sino a los pequeños".
El Santo Padre dijo finalmente que "también en las cosas muy serias, como esta, Jesús está alegre, la Iglesia está alegre. Debe ser alegre. También en su viudez -porque la Iglesia tiene una parte de viuda que espera a que su marido vuelva- también en su viudez, la Iglesia está alegre en la esperanza. Que el Señor nos dé a todos nosotros esta alegría, esta alegría de Jesús, alabando al padre en el Espíritu. Esta alegría de nuestra madre Iglesia en el evangelizar, en el anunciar a su Esposo".