El 30 de noviembre por la tarde, durante la celebración de las primeras vísperas del primer domingo de Adviento, y ante más de diez mil jóvenes universitarios de la Diócesis de Roma reunidos en la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco invitó a vivir una vida de plenitud en la fe, alejada de toda mediocridad.
"Espero que el compromiso de caminar en la fe y de compertarse de manera coherente con el Evangelio les acompañe en este tiempo de Adviento para vivir de modo auténtico la fiesta de la Navidad del Señor. Les puede servir de ayuda el hermoso testimonio del Beato Pier Giorgio Frassati, que decía '¡Vivir sin fe, sin un patrimonio que defender, sin apoyar con una lucha continua la verdad, no es vivir, sino ir tirando!'", animó el Papa Francisco durante su homilía.
"Son muchos los desafíos a los que vosotros los jóvenes universitarios estáis llamados a afrontar con fuerza interior y audacia evangélica, el contexto sociocultural en el cual vivís, a veces es más difícil por la mediocridad y el aburrimiento, pero no deben resignarse a la monotonía de las vivencias cotidianas, sino cultivar grandes proyectos, e ir más allá de lo ordinario".
"No se dejen robar el entusiasmo juvenil, sería un error también dejarse aprisionar por el pensamiento débil e uniforme, así como de una globalización entendida como homologación", agregó.
El Papa exhortó a los jóvenes a superar estos riesgos animándolos a no tener miedo a ser diferentes a los demás a causa de su fe: "El pensamiento, en efecto, es fecundo cuando es expresión de una mente abierta, que discierne siempre en la humildad de la verdad, del bien y de la belleza, si no se dejan condicionar por la opinión dominante, sino que les mantenéis fieles en los principio éticos y religiosos cristianos, encontraréis también el valor de ir también hacia contracorriente".
"Estimados jóvenes de las universidades –continuó-, su voluntad y capacidades unidas a la potencia del Espíritu Santo que vive en cada uno de ustedes desde el día de su Bautismo, les permita ser no solo espectadores, sino protagonistas de los sucesos contemporáneos".
El Papa Francisco también recordó a los jóvenes que al vivir en el mundo globalizado se puede contribuir a salvar diferencias y características propias, "pero buscando de no bajar el nivel ético".
"En efecto, la pluralidad de pensamiento y de individualidad reflexiona la multiforme sabiduría de Dios cuando se habla de la verdad con honestidad y rigor intelectual, para que cada uno pueda ser un don para el beneficio de todos", dijo.
El Papa Francisco también recordó a los universitarios que "la plenitud de la vida cristiana que Dios cumple en los hombres, en efecto, es siempre asediada por la tentación de ceder al espíritu mundano… Por eso Dios nos dona su ayuda para que podamos preservar los dones del Espíritu Santo, la vida nueva en el Espíritu que él nos ha dado".
"¿Pero por qué Dios, después que nos ha concedido sus tesoros espirituales debe intervenir de nuevo para mantenerlos íntegros? Porque nosotros somos débiles, nuestra naturaleza humana es frágil y los dones de Dios se conservan en nosotros como la base de la arcilla".
"La intervención de Dios a favor de nuestra perseverancia hasta el final, hasta el encuentro definitivo con Jesús es expresión de Su fidelidad a los fieles, pero ante todo a sí mismo, por tanto, la obra que ha iniciado en cada uno de nosotros con su llamada, la cumplirá, y esto nos da gran confianza y seguridad: Una confianza que se apoya en Dios y que requiere nuestra colaboración activa y valiente ante los desafíos de hoy en día".
"Nosotros no debemos nunca 'ir tirando', sino vivir –concluyó-, gracias y buen camino hacia Belén".
Con esta celebración se renueva el tradicional encuentro con los estudiantes de la Universidad de Roma. Antes de finalizar, la imagen de Maria Sedes Sapientiae, uno de los iconos de la Jornada Mundial de la Juventud, fue entregada por una delegación de universitarios brasileños que la trajeron a Roma para entregarla a una delegación de universitarios franceses. El icono mariano será acogido en todas las capillas de las universidades de Francia.
En la ceremonia también participaron los rectores y los profesores de muchos ateneos romanos e italianos y el Vicario General de la Diócesis de Roma, el Cardenal Agostino Vallini, quien acogió el icono de María Sedes Sapientiae, Patrona de los Estudiantes Universitarios y guió el rezo del Rosario para la preparación del encuentro.