"Vemos destrucción, ruinas por doquier, pero vemos también fe y amor surgiendo de estas ruinas, y esto nos hace personas más fuertes. Quiero agradecer a todos: al Santo Padre, a las madres y a las hermanas fuera del país, porque se acordaron de nosotros y porque tratan de hacer lo posible para venir a ayudarnos. En nombre de las víctimas y de los pobres, les agradecemos, ¡verdaderamente!", expresó emocionado el Cardenal Luis Antonio Tagle, Arzobispo de Manila (Filipinas), en una entrevista con Radio Vaticana.
El Purpurado agradeció, entre lágrimas, a todos los que están haciendo esfuerzos para ayudar a las poblaciones afectadas en Filipinas por el devastador tifón Haiyan.
"Creo no ser el único que dice que cada vez que vemos las imágenes de la destrucción nos quedamos sin palabras. Todavía nos debemos reponer del 'shock' emotivo y psicológico. Nosotros, que estamos aquí en Manila, y en las zonas que no fueron afectadas tan gravemente como otras, al ver las imágenes nos quedamos sin palabras y no puedo imaginar lo que está pasando por las mentes y los corazones de los que se encuentran allí".
"Me siento profundamente consolado al ver y escuchar testimonios de fe, sobre todo por parte de las mismas víctimas".
El Arzobispo dijo que "también las Iglesias locales en esas zonas sufrieron muchas pérdidas. Entonces, la mayor parte de la ayuda que dio la Iglesia no viene de esas diócesis, sino del exterior", y subrayó la gran solidaridad por parte de los laicos católicos: "esta es una fuente de gran consuelo y fuerza".
Antes de este tifón, recordó el Cardenal, "tuvimos un terremoto, que afectó a la parte central del país, muy cerca de Leyte y Samar, las islas afectadas por el tifón. Nuestra reflexión continúa por esta línea: vemos la destrucción, ruinas por doquier, pero vemos también fe y amor surgiendo de esas ruinas, y esto nos hace más fuertes".