En su catequesis de esta mañana en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco trazó el perfil que debe tener todo sacerdote que se dedica a la confesión de los fieles.
El Santo Padre resaltó, primeramente, que "el servicio que presta el sacerdote como ministro, por parte de Dios, para perdonar los pecados, es muy delicado, es un servicio muy delicado".
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Este importante y delicado servicio, describió el Papa, requiere que "su corazón esté en paz; que el sacerdote tenga el corazón en paz, que no maltrate a los fieles, sino que sea apacible, benevolente y misericordioso; que sepa sembrar esperanza en los corazones".
El Pontífice precisó que el sacerdote confesor debe ser consciente de que "el hermano o la hermana que se acerca al sacramento de la Reconciliación busca el perdón y lo hace como se acercaban tantas personas a Jesús, para que las curara".
El Santo Padre hizo luego una importante precisión, a modo de consejo: "el sacerdote que no tiene esta disposición de ánimo es mejor, que hasta que no se corrija, no administre este Sacramento. Los fieles penitentes tienen el deber ¿no? Tienen el derecho. Nosotros tenemos el derecho, todos los fieles, de encontrar en los sacerdotes los servidores del perdón de Dios".
"¿Queridos hermanos y hermanas, como miembros de la Iglesia, ¿somos conscientes de la belleza de este don que Dios mismo nos da? ¿Sentimos la alegría de esta curación, de esta atención maternal que la Iglesia tiene para nosotros? ¿Sabemos valorarla con simplicidad?", cuestionó luego.
En la catequesis, el Papa explicó que Dios mismo es quien ha querido conferir su perdón a través de los sacerdotes y alentó a no olvidar "que Dios nunca se cansa de perdonarnos; mediante el ministerio del sacerdote nos estrecha en un nuevo abrazo que nos regenera y nos permite levantarnos de nuevo y reanudar el camino. Porque ésta es nuestra vida: continuamente levantarse y seguir adelante".