El Cardenal Marc Ouellet, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, alentó a que la imagen de la Virgen de Guadalupe esté presente en todos los santuarios marianos del Continente.
Así lo indicó el también Prefecto de la Congregación para los Obispos en el discurso final del Congreso "Nuestra Señora de Guadalupe, Estrella de la Nueva Evangelización en el continente americano", que se realiza desde el 16 de noviembre en el Santuario de la Virgen del Tepeyac en México D.F.
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El Purpurado pidió que "la Virgen de Guadalupe se haga presente, como Patrona y Emperatriz de América, en la vida de todos los santuarios del Continente, para animar una red" en las Américas.
El Cardenal, que fue también Arzobispo de Québec (Canadá) entre 2002 y 2010, comentó que es "valioso fomentar en cada diócesis la promoción de peregrinaciones a los santuarios marianos nacionales, y que éstos estuviesen conectados con el santuario de la Virgen de Guadalupe, patrona de América".
"Desde el milagro de la Tilma (la manta sobre la que está impresa la imagen de la Madre de Guadalupe), podemos relanzar la evangelización de este continente y, con los fieles unidos, podemos formar una 'tilma' espiritual, la unidad de todo el continente Americano, que se apoya en María. Que esta 'tilma' eclesial vaya enriqueciendo sus colores más lúcidos, de reconciliación y fraternidad", afirmó.
La conferencia del Cardenal Ouellet fue la última del Congreso Internacional Guadalupano, patrocinado por los Caballeros de Colón, la CAL y el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.
Hace unos días, el Papa Francisco envió un video-mensaje a los participantes en el que aseguró que el "tesoro de la fe no es para uso personal", sino que es "para darlo, para transmitirlo y así ver crecer".
Si se realiza este trabajo misionero, dijo el Santo Padre, entonces "no se extrañen de que en pleno invierno florezcan rosas de Castilla. Porque saben, tanto Jesús como nosotros, tenemos la misma Madre".
Al mencionar a las "rosas de Castilla" en diciembre, el Santo Padre recordaba aquellas encontradas por el indio Juan Diego precisamente en ese mes, tras pedido de la Virgen María. Estas rosas fueron presentadas por Juan Diego ante el Obispo como signo de la genuina aparición mariana.