Ya se les llama "los huérfanos Yolanda". Son miles de niños que se quedaron huérfanos después de la tormenta que azotó la provincia de Leyte y son las víctimas más vulnerables, ya que se encuentran solos, deambulando entre los escombros, en busca de alguien que cuide de ellos.
"Estos niños son las víctimas principales de los 'chacales' que los secuestran para usarlos en la pedofilia o el tráfico de seres humanos. Es una perspectiva horrible, pero es extremadamente realista en caso de desastres naturales. Estos niños necesitan atención inmediata, para salvarse de las garras de los traficantes y pedófilos", denuncia a través de la agencia vaticana Fides el Padre Shay Cullen SSC, misionero de San Columbano, que vive en Filipinas desde 1969, conocido por su compromiso social y pastoral, especialmente por los niños víctimas de la explotación sexual.
El misionero explica el fenómeno: "con el pretexto de salvar o curar a los niños, los traficantes los secuestran y los venden a los pedófilos. O ganan grandes sumas de dinero proporcionando a los niños para adopciones ilegales. Peor aún, llevándolos al mundo de la prostitución, convirtiéndolos en esclavos de la explotación sexual".
Los pequeños pasarán a la historia como "los niños perdidos de Yolanda y dada la gran devastación, se espera que la emergencia hambre y la difícil situación de los refugiados durará varios meses", dice el padre Cullen.
Es "la situación ideal para los chacales. Debemos hacer todo lo posible para detener la trata de niños. Nuestra asociación 'Preda Foudation', concluyó el sacerdote, envió trabajadores sociales expertos al área afectada para ayudar a proteger y cuidar a los niños sin hogar".
La trata de personas y la prostitución infantil es un problema social en las Filipinas. La trata de personas es controlada por las organizaciones criminales arraigadas en todo el territorio nacional, y el país está en la cima de la clasificación mundial por la magnitud del fenómeno.
Se estima que en el país los niños víctimas de la trata con fines de explotación sexual se encuentran entre los 60.000 y 100 mil. A estas víctimas, escogidas entre las aldeas pobres de las zonas remotas de la metrópolis, a menudo se les promete con engaño, un recorrido educativo y formativo en una familia acomodada en una gran ciudad.
La prostitución infantil registra un impacto importante, especialmente en las zonas turísticas de Filipinas.