La sede de la Nunciatura Apostólica en Siria fue alcanzada a primera hora de esta mañana (hora local) por un misil, en el céntrico barrio de Malki, cerca de la Plaza de los Omayyadi, una de las más grandes de Damasco.
El incidente no causó heridos, sólo daños materiales, entre otras cosas porque el golpe de mortero cayó a las 6:35 de esta mañana, cuando todavía los empleados no habían ingresado a trabajar.
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Mons. Mario Zenari, Nuncio Apostólico en Siria afirmó que "todo está lleno de piedras y escombros. Cayó un muro, pero por suerte estamos todos bien, si el ataque hubiera tenido lugar dos horas después, las víctimas habrían sido muchas".
"A eso de las siete menos cuarto oímos un estruendo ensordecedor y luego se produjo el impacto. Muy fuerte", relató a la prensa Mons. Mario Zenari, corrió de inmediato a ver qué había sucedido. "Hemos rezado y agradecido a Dios porque la explosión sólo causó daños materiales, y no hubo ninguna víctima", agregó.
El representante pontificio añadió que "este tipo de cosas suceden todos los días en Siria, como por ejemplo el sábado pasado cuando cayeron tres disparos de mortero sobre el convento de los franciscanos en Alepo".
En otras zonas de Damasco antigua, la semana pasada sucedió lo mismo e incluso, cerca de la nunciatura cayeron en otras ocasiones proyectiles, causando la huida de los vecinos, sobre todo niños.
Por eso el Prelado insta a la comunidad internacional y a las partes en conflicto a incrementar sus esfuerzos para poner fin al conflicto de Siria porque "la gente sufre más cada día, cada día hay muertos, las personas abandonan sus aldeas y aumenta el número de refugiados y desplazados".