El diario italiano La Repubblica publicó una entrevista al Arzobispo Víctor Manuel Fernández, rector de la Pontificia Universidad Católica Argentina "Santa María de los Buenos Aires" titulada "Basta con los curas que viven en el lujo y les explico la revolución de Francisco". El Prelado dijo que la Iglesia, para salir de sí misma y llegar a todos, necesita adaptar el modo de predicar.
El pasado 13 de mayo, el Papa Francisco designó Arzobispo al entonces sacerdote Víctor Manuel Fernández. Su ordenación episcopal se realizó el 15 de junio y el principal consagrante fue el Arzobispo de Buenos Aires, Mons. Mario Aurelio Poli.
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En la entrevista publicada el domingo, Mons. Fernández indicó que el Santo Padre aplica un criterio que ha sido propuesto por el Concilio Vaticano II, conocido como "la jerarquía de las verdades" y explicó que el problema es que "muchas veces los preceptos de la doctrina moral de la Iglesia son propuestos fuera del contexto que le dan significado", lo que hace que "no manifiesten por entero el corazón del mismo mensaje".
El Arzobispo precisó que, por ejemplo, el entonces Cardenal Bergoglio solía decir "que si un párroco en un año habla diez veces de moral sexual y solamente dos o tres del amor fraterno o de la justicia, es evidente que hay una desproporción". Y lo mismo, añadió, "si habla mucho contra el matrimonio homosexual y poco de la belleza del matrimonio".
Monseñor Fernández agregó: "Si no brilla con fuerza y atracción, la moral de la Iglesia corre el riesgo de caer como un castillo de naipes. Y aquí está el mayor peligro".
El rector de la UCA sostuvo que el Papa desea proseguir con el espíritu de renovación y reforma de la Iglesia que viene desde el mismo Concilio. "Por ello está fuera de cualquier obsesión ideológica y quiere llevar a la Iglesia fuera de sí misma para poder llegar a todos", explicó.
Mons. Fernández también se refirió a los mensajes que el Cardenal Bergoglio dirigió a la clase política durante los Tedeums. Sostuvo que las homilías fueron muchas veces interpretadas en clave política, cuando en realidad ningún funcionario puede afirmar "que tuvo a Bergoglio como aliado político", sea de izquierda o de derecha.
"Pienso que quien tenga alguna forma de poder, también eclesiástico, no puede dejar de sentir sobre sí mismo la espuela de Bergoglio como una espina en su costado, porque él es y será siempre intérprete de quienes no tienen poder", precisó.
Monseñor Fernández recordó que en el año 2000, el entonces Arzobispo de Buenos Aires había expresado el deseo de que el poder "no sea un privilegio inexpugnable". Esto, aseguró, vale para un presidente, un gobernador o un hombre de negocios, un cardenal y para los miembros de la curia romana.
El rector de la UCA consideró que existió "una cierta afinidad" del Papa con el peronismo, pero en la medida en que este movimiento asumió valores de la Doctrina Social de la Iglesia. Sin embargo, reconoció que esto no significa que el Cardenal Bergoglio haya sostenido alguna vez algún poder político.
El Arzobispo habló de la predicación sobre la pobreza: "no es un amor al sacrificio por sí mismo ni una obsesión por la austeridad", sino "poner a Dios y a los otros en el centro de la propia vida".
"No le gustan los sacerdotes príncipes, que realizan vacaciones demasiado costosas, o cenan en los mejores restaurantes, con los objetos de oro ostentados encima de las vestiduras, o las visitas continuas a las personas potentes".
Mons. Fernández consideró finalmente que lo más importante de la reforma de la curia romana no se debe atar a su estructura, sino a desarrollar mejor "otras formas de participación", como los sínodos, las asambleas de las conferencias episcopales y las consultas a los laicos.