El Obispo de Córdoba (España), Mons. Demetrio Fernández, destacó la próxima beatificación de 522 mártires del siglo XX en Tarragona y afirmó que la Iglesia honra a sus mártires "porque han sido capaces de mostrar ante el mundo la victoria definitiva del amor sobre el odio".
Así lo expresó el Obispo en su carta semanal sobre la celebración del 13 de octubre que elevará a los altares a los 522 mártires que murieron durante la persecución religiosa de los años 30 en España, durante la II República y la Guerra Civil.
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Mons. Fernández recordó en su carta a los diez mártires carmelitas pertenecientes a la Diócesis de Córdoba, afirmando que "esta tierra andaluza, además de buen vino y buen aceite, tiene estos vástagos que hoy nos honran a todos, como los mejores hijos de la Iglesia y de esta tierra".
En ese sentido, explicó que los 522 mártires serán beatificados porque "supieron amar hasta el extremo, porque cuando los atacaron y los mataron, supieron perdonar al estilo de Cristo". El Prelado recordó que estos mártires no murieron en el campo de batalla, sino que fueron buscados en sus casas y conventos y llevados al paredón por ser sacerdotes y religiosas, es decir, "fueron asesinados por odio a la fe".
"Cuando la Iglesia honra a sus mártires, no recrimina a sus verdugos, sino que celebra el amor más grande de sus hijos, que han sido capaces de mostrar ante el mundo la victoria definitiva del amor sobre el odio, del perdón sobre la brutalidad de los ultrajes", señaló.
Mons. Fernández explicó que "la memoria histórica que hacemos de estos mártires no es para azuzar el odio, ni para reivindicar ningún derecho, sino para cantar las alabanzas de Dios y estimularnos en el amor y en el perdón. Es por tanto una fiesta de gloria y de misericordia. Una vez más constatamos que la última palabra no la tiene el odio y el pecado, sino el amor misericordioso de Dios que ha anidado en el corazón de estos cristianos".
El Obispo de Córdoba recordó la frase de Tertuliano "la sangre de mártires es semilla de nuevos cristianos" y explicó que esta beatificación es uno de los actos principales del Año de la Fe.
Finalmente, el Prelado pidió a los futuros beatos "que nos den la firmeza de la fe para que seamos testigos del amor de Dios, que será el que triunfe sobre todas nuestras miserias".