"Cada uno de los tres últimos Papas ha tenido un énfasis diferente pero complementario, destacando diferentes aspectos de los fieles y la Iglesia", señaló el Arzobispo de Nueva York y Presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, Cardenal Timothy Dolan.
"Una buena manera de entender los diferentes dones de cada uno de estos últimos pontífices podría ser el uso de las imágenes del alma, la mente y el corazón", escribió el Purpurado en una reciente columna de opinión publicada por el New York Post.
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Los tres Papas más recientes –el Beato Juan Pablo II que será canonizado en abril de 2014, Benedicto XVI y el Papa Francisco– "son todos gigantes", expresó el Cardenal Dolan, y cada uno "tiene talentos particulares."
"Juan Pablo II se enfocaba en el alma", indicó. "Sus elocuentes llamados a la oración; su acento en la renovación del espíritu, la importancia que le dio a los sacramentos y devociones de la Iglesia que traen la gracia y la misericordia de Jesús, su tierna confianza en la Virgen María, la madre de Jesús, y su record en los procesos de canonización, nos recuerda de manera convincente que el alma es lo primero."
"En el Papa Benedicto XVI tenemos a un sucesor de San Pedro, que se enfocaba en la mente", continuó el Cardenal Dolan, señalando que el Obispo Emérito de Roma ayudó a" renovar el vasto patrimonio intelectual de la Iglesia, y a recordarnos que la fe y la razón no se oponen sino que, de hecho, son aliados".
"Y ahora el Papa Francisco pone énfasis en el corazón", escribe el Cardenal. "La calidez, la misericordia, la alegría, la ternura, la difusión, aceptación y el amor", son un distinto de Francisco que usa estas palabras que "vienen del corazón, y son muy utilizados" por él.
"No me malinterpreten: Los tres sabían muy bien que el alma, la mente y el corazón son todos esenciales", explicó el Cardenal Dolan, "Pero cada uno tenía su favorito en particular".
El Arzobispo de Nueva York precisó luego que "Dios nos ha dado el Papa que necesitábamos para cada época específica".
"Toda persona necesita del alma, la mente y el corazón como los necesita a quien llamamos Madre Iglesia y como los necesita cada uno de nosotros", concluyó.