El Secretario de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), Mons. Mariano Crociata, presidió la Misa para la reapertura del culto, después de un período de restauración, en la catedral de San Juan de Esmirna (hoy ciudad de Ízmir, Turquía).
"Se trata –escribe L'Osservatore Romano– de la iglesia más imponente todavía arraigada en la Turquía asiática y el lugar de culto católico más importante, en cuanto sede del metropolita. Sobre todo, su reapertura insiste en la singularidad de su historia y de la de la comunidad eclesial de Esmirna".
En la homilía, Mons. Crociata recordó que las raíces de la comunidad cristiana local "se hunden en la edad de los apóstoles y de los padres de la Iglesia".
Para ofrecer el testimonio del "apoyo" y de la "cercanía" de la Iglesia italiana al Arzobispo de Ízmir, Mons. Ruggiero Franceschini, y a la "pequeña comunidad cristiana, mártir y en diáspora, que vive en Turquía", fueron los trabajos de restauración cuyos gastos pagaron por completo la CEI y algunos benefactores italianos, que participaron en la celebración.
Con su estilo neoclásico, su construcción, 1862 y 1874, contó con incluso con el aporte del sultán otomano Abdul Aziz. La Iglesia de San Juan, a lo largo de los años, estuvo cerrada durante casi 50 años y fue usada por algunos militares estadounidenses. Ahora, gracias al impulso del Arzobispo Franceschini, vuelve a ser patrimonio de la comunidad cristiana y de la ciudad de Esmirna, pues todos podrán acceder a ella.
"La reapertura de la catedral –dijo el Secretario General de la CEI– nos impulsa a volver a descubrir el significado de este monumento para la fe de la Iglesia".