En sus palabras previas al rezo del Ángelus, en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco señaló que nuestra fe es pequeña y débil, por lo que debemos pedirle a Dios que aumente nuestra fe.
El Santo Padre señaló que "hoy, el pasaje del Evangelio comienza así: 'En aquel tiempo dijeron los Apóstoles al Señor: ¡Auméntanos la fe!'. Me parece que todos nosotros podemos hacer nuestra esta invocación".
"También nosotros, como los Apóstoles, decimos al Señor Jesús: '¡Auméntanos la fe!'. Sí, Señor, nuestra fe es pequeña, nuestra fe es débil, frágil, pero te la ofrecemos tal como es, para que Tú la hagas crecer".
El Papa preguntó a los miles de fieles en la Plaza de San Pedro: "¿les parece que repitamos todos juntos esto: Señor, auméntanos la fe? ¿Lo hacemos? Todos: Señor auméntanos la fe. Señor, auméntanos la fe. Señor auméntanos la fe. Que nos la haga crecer, ¡eh!".
"Y el Señor, ¿qué cosa nos responde? Responde: 'Si tuvieran fe como un grano de mostaza, habrían dicho a este sicómoro: Arráncate y plántate en el mar, y les habría obedecido'".
Francisco indicó que "la semilla de la mostaza es pequeñísima, pero Jesús dice que basta tener una fe así, pequeña, pero verdadera, sincera, para hacer cosas humanamente imposibles, impensables. ¡Y es verdad!".
"Todos conocemos a personas sencillas, humildes, pero con una fe fortísima, ¡que verdaderamente mueven las montañas!".
"Pensemos por ejemplo –pidió el Papa– en tantas mamás y papás, que afrontan situaciones muy pesadas; o en ciertos enfermos, incluso gravísimos, que transmiten serenidad a quien los va a visitar. Estas personas, precisamente por su fe, no se vanaglorian de lo que hacen, es más, como pide Jesús en el Evangelio, dicen: 'Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer'".
"¡Cuánta gente entre nosotros tiene esta fe fuerte, humilde, y que hace tanto bien!", exclamó.
El Santo Padre pidió además que "en este mes de octubre, que está dedicado de modo particular a las misiones, pensemos en los tantos misioneros, hombres y mujeres, que para llevar el Evangelio han superado obstáculos de todo tipo, han dado verdaderamente la vida".
"Pero esto atañe a todos. Cada uno de nosotros, en la propia vida de cada día, puede dar testimonio de Cristo, con la fuerza de Dios, con la fuerza de la fe. Con la fe pequeñísima que nosotros tenemos, pero que es fuerte, con esa fuerza dar testimonio de Jesucristo, ser cristianos con la vida. ¡Con nuestro testimonio!".
"¿Y cómo tomamos esta fuerza? La tomamos de Dios en la oración".
La oración, indicó el Papa, "es la respiración de la fe: en una relación de confianza, de amor, no puede faltar el diálogo, y la oración es el diálogo del alma con Dios".
"Octubre es también el mes del Rosario, y en este primer domingo es tradición rezar la Súplica a la Virgen de Pompeya, la Bienaventurada Virgen María del Santo Rosario".
Francisco indicó que "nos unimos espiritualmente a este acto de confianza en nuestra Madre, y recibimos de sus manos la corona del Rosario: ¡el Rosario es una escuela de oración! ¡El Rosario es una escuela de fe!".