Tras el ataque de un grupo de extremistas musulmanes somalíes al centro comercial Westgate en Nairobi (Kenia), que ha cobrado hasta ahora la vida de al menos 62 personas y ha dejado cerca de 175 heridos, los líderes religiosos del país han asegurado que "el intento de sembrar la semilla de la discordia entre los musulmanes y los cristianos fallará miserablemente y que nos mantendremos unidos".
El 21 de septiembre, alrededor de 10 hombres armados tomaron por asalto el centro comercial Westgate, en Nairobi. El grupo extremista islámico Al Shabaab ha reclamado la autoría del ataque, como represalia por el despliegue militar de Kenia en Somalia.
Tras el ataque se ha sostenido una situación de rehenes, aunque hace pocas horas el ministro del Interior de Kenia, Joseph Ole Lenku, aseguró que las fuerzas de seguridad han logrado controlar "todas las plantas" del centro comercial.
En declaraciones recogidas por la agencia vaticana Fides, Adan Wachu, secretario general del Consejo Supremo de los Musulmanes de Kenia, aseguró que "nosotros, como líderes religiosos, estamos trabajando en un diálogo vigoroso para asegurar que nuestras relaciones no sólo se mantengan, sino que se vuelven aún más fuertes".
El obispo anglicano de Nairobi, Joel Waweru Mwangi, suscribió las declaraciones de Wachu, indicando que "estamos muy entristecidos por lo que está sucediendo, pero queremos hacer un llamamiento a nuestros hermanos y hermanas cristianos para trabajar en mantener la paz".
En testimonios recogidos por los supervivientes del atentado y secuestro, los extremistas eligieron a sus víctimas basándose en su afiliación religiosa, dejando a los musulmanes, a los que pedían recitar la Shahada, la profesión de fe musulmana.