El 22 de septiembre dos extremistas musulmanes suicidas perpetraron atentados consecutivos en la iglesia cristiana De Todos los Santos, en Peshawar, al norte de Pakistán, causando la muerte de 78 personas y cerca de 110 heridos.
De acuerdo a las autoridades, este constituye el ataque más grave realizado contra la minoría cristiana en Pakistán.
Una facción talibán se adjudicó el atentado, y amenazó con seguir atacando a las minorías religiosas del país hasta que Estados Unidos cese los ataques con vehículos aéreos no tripulados en zonas remotas del país.
De acuerdo al jefe de Policía Mohammad Ali Babakhel, "el ataque tuvo lugar al término de la misa", cuando los dos terroristas abrieron fuego contra los guardias de seguridad que vigilaban la iglesia, matando a uno e hiriendo a otro.
Tras pelear con algunos fieles, uno de los terroristas detonó la primera bomba, al verse rodeado por la policía. Al poco tiempo, en el interior de la iglesia, se produjo la segunda explosión.
Según información recogida por Europa Press, el atentado tiene una gran carga simbólica para los residentes de la ciudad porque la iglesia de Todos los Santos es un lugar que representa la armonía interreligiosa.
Tras las explosiones, decenas de personas salieron a las calles para protestar contra la Policía por su incapacidad para impedir los atentados.
Tanto el primer ministro de Pakistán, Nawaz Sharif, como el presidente Mamnoon Hussein, han condenado enérgicamente el atentado; repulsa a la que se han sumado otras autoridades provinciales.