El gobierno socialista de Francois Hollande inauguró en este nuevo curso escolar la enseñanza de la Carta del Laicismo -que en su punto 14 prohíbe el uso de símbolos religiosos-, en todas las escuelas públicas, negando a los alumnos la posibilidad de alegar razones religiosas para no asistir a esta asignatura.
En declaraciones a "Le Journal du Dimanche", el ministro de Educación, Vincent Peillon, justificó la enseñanza de esta asignatura al decir que "demasiada gente tiene ahora una representación errónea del laicismo".
Indicó que en las escuelas se deben explicar los valores del laicismo, el cual fija "un cierto número de obligaciones, de límites y de reglas: el respeto por los demás, la neutralidad del Estado, de los espacios en los que no se hace proselitismo, la distinción del saber y de la fe".
Dijo que "aunque impone una obligación de neutralidad religiosa y política, asume valores" como la libertad de conciencia, el respeto de la persona, la igualdad hombre-mujer y la racionalidad.
Sin embargo, la Carta del Laicismo prohíbe a los alumnos "invocar una convicción religiosa para discutir una cuestión del programa". Además, advierte que "nadie puede rechazar las reglas de la escuela de la República invocando su pertenencia religiosa" y prohíbe "portar signos o prendas con las que los alumnos manifiesten ostensiblemente su pertenencia religiosa".
"El personal escolar está obligado a transmitir a los alumnos el sentido y los valores del laicismo", también advierte el texto.