Al celebrar la Santa Misa esta mañana en la Capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco exhortó a los fieles a dejarse mirar por Jesús, pues su mirada "nos levanta siempre" y nos cambia la vida.
En una fecha especial, pues Francisco asegura que el 21 de septiembre de 2013 definió su vocación, dijo que la de Jesús es "una mirada que te lleva a crecer, a ir adelante; que te alienta porque te hace sentir que Él te quiere".
Señalando el Evangelio de hoy, sobre la conversión de Mateo, un recaudador de impuestos, un pecador, el Papa dijo que en ese momento siente "en su corazón la mirada de Jesús que lo observaba".
"Y aquella mirada lo envolvió totalmente, le cambió la vida. Nosotros decimos: lo ha convertido. Le ha cambiado la vida. 'Apenas sintió en su corazón aquella mirada, se levantó y lo siguió'. Y esto es verdad: la mirada de Jesús nos levanta siempre. Una mirada que nos eleva, que jamás te deja ahí , ¿eh?, jamás. Jamás te abaja, jamás te humilla".
La mirada de Jesús, subrayó el Papa, "te invita a levantarte. Una mirada que te hace crecer, ir adelante, que te da valor, porque te quiere. Te hace sentir que Él te quiere. Y esto da aquel valor para seguirlo: 'Y él se levantó y lo siguió'".
El Santo Padre señaló además que la mirada de Jesús no es algo "mágico, Jesús no era un especialista en hipnosis", sino que "Jesús miraba a cada uno, y cada uno se sentía mirado por Él, como si Jesús dijese su nombre … Y esta mirada cambiaba la vida, a todos".
Francisco recordó también la "mirada de Jesús sobre la Cruz: mira a la mamá, miró al discípulo y nos dijo, con aquella mirada, nos dijo que su mamá era la nuestra y que la Iglesia es madre. Con una mirada".
El Papa recordó luego la mirada de Jesús a Pedro, "asustado, luego de la Resurrección, con aquellas tres preguntas: '¿Me amas?'. Una mirada que lo hacía avergonzarse".
"Nos hará bien pensar, rezar sobre esta mirada de Jesús y también dejarse mirar por Él", indicó.
Al ir a comer Jesús en la casa de Mateo, recordó el Papa, "se había corrido la voz. Y toda la sociedad – pero no la sociedad limpia – se sintió invitada a aquel convite".
"Y los pecadores, publicanos y pecadores, sentían … pero, Jesús los había mirado y aquella mirada de Jesús sobre ellos creo fue como un soplo sobre las brasas, y ellos sintieron que había fuego dentro, aún, y que Jesús los hacia subir, les devolvía la dignidad".
El Santo Padre señaló que "la mirada de Jesús siempre nos hace dignos, nos da dignidad. Es una mirada generosa. 'Pero mira qué Maestro: ¡come con la podredumbre de la ciudad!': pero bajo esa podredumbre estaban las brasas del deseo de Dios, las brasas de la imagen de Dios que querían que alguno las ayudase a convertirse en fuego. Y esto lo hacía la mirada de Jesús".
"Todos nosotros, en la vida hemos sentido esta mirada, y no una vez: ¡tantas veces! Quizás en la persona de un sacerdote que nos enseñaba la doctrina o nos perdonaba los pecados … quizás en la ayuda de personas amigas".
El Papa señaló que "todos nosotros nos encontraremos delante de aquella mirada, aquella mirada maravillosa. Y vamos adelante en la vida, con la certidumbre que Él nos mira. Pero también Él nos espera para mirarnos definitivamente".
"Y aquella última mirada de Jesús sobre nuestra vida será para siempre, será eterna. Lo pido a todos los Santos que han sido mirados por Jesús, que nos preparen a dejarnos mirar en la vida, y que nos preparen también a aquella última – ¡y primera! – mirada de Jesús".