La joven religiosa congolesa Sor Angélique Namaika, fue galardonada por la ONU con el "Premio Nansen por los refugiados" por su labor en la defensa de la mujer en la República Democrática del Congo.
Según informó el 18 de septiembre L'Osservatore Romano, durante la entrega del premio el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Antonio Guterres, afirmó que Sor Angélique "es realmente una heroína y ha demostrado a todos que una sola persona puede cambiar la vida de las familias golpeadas por la guerra".
"El centro para la reintegración y el desarrollo en Dungu donde trabaja Sor Angélique, ha cambiado la vida de más de dos mil mujeres condenadas a la fuga, y degradadas principalmente por los guerrilleros del LRA", añadió.
El Alto Comisionado de la Naciones Unidas otorga cada año el Premio Nansen a personas o grupos para reconocer "un servicio excelente a la causa de los refugiados". El Premio toma el nombre de Fridtjof Nansen, el famoso explorador noruego, científico y político, que fue primer alto comisario para los refugiados de la Sociedad de las Naciones, el organismo que antecede históricamente el nacimiento de la ONU.
La mayoría de las mujeres acogidas en el Centro de Acogida de Dungu han sido víctimas de secuestro, violencia sexual, trabajos forzados y atentados contra su vida. Muchas de ellas consiguieron sanar de los traumas y los daños sufridos gracias al apoyo de Sor Angélique, a quien llaman de cariño "Mamá".
Al drama sufrido por estas jóvenes mujeres se suma el rechazo de sus propias familias y comunidades. Al recoger el premio, Sor Angélique, aseguró que "es difícil llegar a imaginar el sufrimiento de estas mujeres en las manos del LRA", y "espero que gracias a este reconocimiento otras personas refugiadas en Dungu puedan recibir la ayuda que necesitan".
"Nunca dejaré de hacer todo lo posible por devolverles la esperanza y ofrecerles la posibilidad de volver a vivir", dijo.
En la República Democrática del Congo más de mil mujeres sufren violaciones sexuales cada día, ninguna mujer puede firmar nada sin permiso de su marido y muchas viven como esclavas sexuales. En el Congo oriental, en las provincias de Kivu del Norte y de Kivu del Sur, la prevalencia y la intensidad de las violaciones y otros actos de violencia sexual se describe como el peor en el mundo.
Desde el año 2008 hasta hoy, más de 320 mil personas abandonaron la República Democrática del Congo, que actualmente atraviesa una guerra civil entre el ejército y los insurgentes.