El Obispo de Alcalá de Henares (España), Mons. Juan Antonio Reig Pla, señaló que en la defensa de la vida "las estrategias pueden ser distintas, pero sin contradecir el Magisterio", e indicó que el retraso de la reforma de la ley de aborto en España "está creando gran incertidumbre entre los católicos".
El Obispo de Alcalá de Henares, Mons. Juan Antonio Reig Plà ha hablado en una entrevista en el semanario Alfa y Omega sobre la próxima reforma de la ley del aborto y señaló que es necesario "desterrar posturas hipócritas que no afrontan directamente el tema de la defensa de la vida".
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"La biología y la genética han arrojado la luz que faltaba sobre el inicio de la vida humana. Lo único que queda es cambiar los corazones. Cuando se invoca el derecho a decidir de la mujer, hay que recordar que en ningún caso existe el derecho a matar a un inocente. Lo que queda por ganar tiene que ser fruto de la gracia de la conversión, del testimonio y de la nueva evangelización", explicó.
Aunque todavía no se conoce los aspectos concretos de la reforma de la ley del aborto, el Obispo dijo advirtió que "un solo niño al que se le quite la vida es demasiado; no podemos darnos por satisfechos porque haya menos muertos o menos esclavos: la vida y la libertad son derechos inalienables".
Actualmente el Partido Popular (PP), en el gobierno desde noviembre de 2011, dispone de la mayoría absoluta en el Parlamento, por eso el Obispo señala que el PP "tiene la oportunidad histórica de colocar a España a la cabeza de Europa en la defensa de la vida. El retraso de la propuesta de ley está creando una gran incertidumbre entre los católicos".
En ese sentido, señaló que los laicos tendrán un papel importante dentro de esta reforma. "Los laicos católicos, como le gusta decir al Papa Francisco, no pueden dedicarse a 'balconear', no pueden ser simples espectadores: los católicos deben situarse a la cabeza de los movimientos de renovación y procurar con el testimonio y asociadamente que cambien todas las leyes inicuas como las que permiten el aborto e incluso lo afirman como derecho, o como las leyes que suponen la muerte legal del matrimonio. Sea cual sea esa 'reforma' de la ley, el trabajo de los católicos irá encaminado a procurar la ayuda a las madres para que no aborten y a acogerlas en cualquiera de sus situaciones".
"Las estrategias, que pueden ser diversas, no pueden estar en contradicción con la verdad que enseña el Magisterio. Sean cuales sean los intereses en juego, ningún fiel cristiano (ya sea laico, religioso, sacerdote u obispo) puede colaborar con el mal, ni puede dar por buenas leyes inicuas; tampoco puede guardar un calculado silencio o mostrar su desaprobación con un deliberado perfil bajo para no molestar demasiado: si así lo hacemos Dios nos lo demandará", expresó.