El Arzobispo armenio católico de Aleppo, Mons. Boutros Marayati, habló sobre los miedos y los sentimientos que predominan entre los cristianos en Siria porque los rebeldes no dan una señal que los alivie. "La guerra destruyó Siria no sólo en piedras y edificios, sino también en los corazones. Ya no hay esperanza de volver a vivir en paz, como se hacía antes", señaló.
Mons. Marayati hizo un llamado a "pensar a lo que podría suceder si un misil cayese en un depósito de armas químicas. Ahora esa hipótesis parece haber sido suspendida, pero todo sigue apareciendo muy oscuro".
Los cristianos de la metrópolis del norte de Siria sólo piensan en un periodo de tregua para poder escapar del aislamiento que se encuentran hace varios meses por las amenazas de las fuerzas anti-Assad, ya que ni los fundamentalistas islámicos, ni otros grupos que componen las milicias rebeldes les han dado "la mínima señal" capaz de tranquilizarlos, según declaró a la Agencia Fides.
El Prelado señaló que existe un carácter simbólico en el ataque contra el pueblo de Maalula, y que hay que preguntarse por qué no se hizo antes.
"La posibilidad de un ataque militar liderado por los Estados Unidos -advirtió - había alimentado en todos otros motivos de temor".
Destacó las palabras del Papa Francisco en el Ángelus del 8 de setiembre sobre las "guerras comerciales" instigadas por el mercado de armas. "El Papa habló alto y claro, dijo lo que tenía que decir, pero los que tienen en sus manos el destino de la guerra prefieren no escuchar".
"La sensación es que todos estamos atrapados en un juego más grande que nosotros. Caminamos en la oscuridad. No podemos imaginar cómo terminará todo esto. Y seguimos orando", expresó Mons. Marayati.
Comentó además que las Iglesias de Aleppo respondieron a la invitación del Santo Padre para unirse en oración por la paz el pasado sábado 7 de setiembre. Tuvieron vigilias desde una noche anterior y posteriormente los que pudieron acompañaron la jornada con el Pontífice por televisión.