Los obispos estadounidenses solicitaron a la Cámara de Representantes de EE.UU que rechace los millonarios recortes propuestos para el Programa de Asistencia de Nutrición Suplementaria, anteriormente conocido como el programa de cupones de alimentos.
"Una alimentación adecuada y nutritiva es un derecho humano fundamental y una necesidad básica que es esencial para la protección de la vida y la dignidad de la persona humana ", dijo el Obispo Stephen E. Blaire de Stockton, California, en una carta a los miembros de la Cámara de Representantes.
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"La manera en que la Cámara decida dirigir los programas de nutrición y de lucha contra el hambre de nuestro país, tendrá profundas consecuencias humanas y morales", añadió el obispo, quien preside de la Comisión de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos sobre Justicia Nacional y Desarrollo Humano.
Los recortes forman parte de la Ley Agrícola 2013, la principal guía de la política agrícola y alimentaria del país, así como la fuente de financiación de una serie de programas y regulaciones en las industrias de alimentos y la agricultura.
Las normas vigentes se encuentran en la Ley de Alimentos, Conservación y Energía de 2008, la cual expira el 30 de septiembre de 2013. En junio, la Cámara no aprobó una versión de la Ley Agrícola que contenía 20 mil millones de dólares en recortes para el Programa de Asistencia de Nutrición Suplementaria.
Mons. Blaire solicitó a la Cámara que siga oponiéndose a los recortes del programa de ayuda alimentaria, recordando que "el gobierno tiene un papel indispensable en la protección y la promoción del bien común de todos.".
"Esto incluye asegurar que las personas pobres y hambrientas tengan acceso a una alimentación adecuada y nutritiva".
Agregó que éste "es uno de los programas federales más efectivos e importantes para combatir el hambre en el país."
Los recortes eliminarían el alivio que éste ofrece a las "parroquias abrumadas, organizaciones benéficas, bancos de alimentos, despensas y otros proveedores de alimentos de emergencia" en sectores creyentes y privados que "son vitales en la lucha para combatir el hambre".
Este programa "sigue siendo una herramienta esencial para ayudar a las personas y familias que luchan por evitar el hambre y mantenerse fuera de la pobreza", añadió el Obispo y recordó que aún "con la evidencia de una modesta recuperación económica", todavía hay muchas personas en Estados Unidos que se encuentran en situaciones difíciles.
"Estas familias que luchan contra el hambre, no buscan una vida que dependa del gobierno, sino que buscan el derecho que merecen de un empleo decente con una remuneración justa que les permita mantenerse a ellos mismos y a sus familias", afirmó el Obispo.