El Papa Francisco ha enviado un mensaje a fray Fernando Millán Romeral, Prior General de la Bienaventurada Virgen del Monte Carmelo (carmelitas), en ocasión de la celebración del capítulo general.
Francisco ha ofrecido palabras de aliento y esperanza a todos los hermanos de la orden y les ha sugerido tres elementos que "pueden guiaros en la realización plena de vuestra vocación...el obsequio a Cristo, la oración y la misión".
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El Papa ha aludido que en un mundo que a menudo malinterpreta a Cristo y, de hecho, lo rechaza, ellos están invitados a participar y a darle a conocer de una forma más profunda. "Es una continua llamada para seguir a Cristo y conformarse con Él. Esto es de vital importancia en nuestro mundo tan desorientado porque cuando se apaga su llama todas las otras luces terminan perdiendo su fuerza".
Hablando de la oración, el Papa ha destacado que "¡un carmelita sin esta vida contemplativa es un cuerpo muerto!". "Ahora más que nunca es el momento de redescubrir el camino interior del amor a través de la oración y ofrecer a la gente de hoy en el testimonio de la contemplación, así como en la predicación y en la misión, que no son atajos inútiles sino la sabiduría que surge de meditar 'día y noche en la ley del Señor', Palabra que siempre conduce a la Cruz gloriosa de Cristo. Y, junto con la contemplación, la austeridad ... que no es un aspecto secundario ni de vuestra vida ni de vuestro testimonio".
Asimismo el Pontífice ha mencionado que caer en la mundanidad espiritual es una tentación muy fuerte y les ha animado a llevar una vida austera y de penitencia como en la antigua tradición carmelita.
"La vuestra es la misma misión de Jesús... Hoy en día, la misión a veces plantea problemas difíciles, porque el mensaje evangélico no siempre es bien recibido y es a veces rechazada con violencia. Nunca debemos olvidar que, incluso si se nos arroja a las aguas turbias y desconocidas, el que nos llama a la misión nos da también el coraje y la fuerza para llevarlo a cabo".
Al finalizar Francisco les ha recordado que "el testimonio de vuestro amor y vuestra esperanza, enraizada en la profunda amistad con el Dios vivo, puede ser una "brisa suave" que renueve y revitalice vuestra misión eclesial en el mundo actual".