En un mensaje del Consejo de Presidencia de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) con ocasión del Día del Adulto Mayor, que se celebra el 28 de agosto en México, los Obispos de ese país aseguraron que "los adultos mayores ofrecen un aporte invaluable a la familia y a la sociedad".
En el comunicado, firmado por el presidente de la CEM, Cardenal José Francisco Robles Ortega, se subrayó que "la Biblia nos ofrece el testimonio de adultos mayores que realizaron grandes proezas".
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"Por ejemplo, Moisés era ya anciano cuando Dios le confió la misión de liberar a su pueblo de la esclavitud en Egipto, como anuncio de la plena liberación del pecado que el Padre, creador de todas las cosas, realizaría a favor de la humanidad por medio de su Hijo, nacido por obra del Espíritu Santo de la Virgen María, a quien supieron reconocer y anunciar a los demás dos adultos mayores: Simeón y Ana".
Los Obispos aseguraron que "estos ejemplos, y muchos más, nos permiten comprobar aquello que exclama el salmista: 'El justo… en la vejez seguirá dando fruto y estará lozano y frondoso para proclamar que el Señor es justo'".
Sin embargo, advirtieron, "algunos pueblos, cediendo a una mentalidad que pone en primer término la utilidad inmediata y la productividad, han llegado a concebir la senectud de manera negativa, hasta relegar y olvidar a los adultos mayores".
"¡Cuántos abuelitos y abuelitas sufren, además del progresivo deterioro de sus capacidades físicas, motrices y mentales, soledad, desprecio y abandono! ¡Cuántos padecen pobreza, indigencia, explotación, discriminación, maltrato, diversas formas de violencia, carencia de servicios de salud y de oportunidades para seguirse desarrollando física, afectiva, intelectual, espiritual, social y laborablemente!".
La CEM advirtió que "frente a esta realidad, es preciso recodar la enseñanza divina: 'Ponte en pie ante las canas y honra el rostro del anciano'".
"Incluso, la fragilidad humana, que se hace más visible en la ancianidad, nos demuestra que todos nos necesitamos y nos enriquecemos mutuamente. Los adultos mayores necesitan de los más jóvenes y los más jóvenes necesitan de los adultos mayores, quienes, como ha recordado el Papa Francisco, comunican a la familia 'ese patrimonio de humanidad y de fe que es esencial para toda sociedad'".
El don de la fe, de forma particular, expresaron los Obispos mexicanos, ayuda al adulto mayor "a descubrir que nunca esta sólo; que Dios está con él, dando sentido a su vida y ofreciéndole una esperanza tan grande y definitiva, que hace que valga la pena el esfuerzo del camino".
"Efectivamente, la vida es una peregrinación hacia la patria celestial. La ancianidad es el último tramo de ese recorrido. Y aunque es natural que al adulto mayor le cueste resignarse ante la perspectiva de este paso, la fe le da la certeza de que quien cree en Cristo, 'no morirá jamás'".
Esta esperanza, señalaron, "ha de fortalecerle para seguir dando cada día lo mejor de sí a los demás ¡Tiene tanto que dar a las nuevas generaciones, con sus palabras, sus acciones, su ejemplo y su oración! ¡Gracias a los adultos mayores por lo que son y por todo lo que han aportado y siguen aportando a la familia y a la sociedad!".
Conscientes de esto, pidieron los Obispos, "procuremos construir una sociedad que valore, respete, incluya, promueva y asista a los ancianos. Reconozcamos, agradezcamos y apoyemos aquellas loables iniciativas que les brindan cuidado y aquellas que les permiten seguir cultivándose física, afectiva, intelectual, espiritual y socialmente, y ser útiles a los demás".