Subrayando la importancia del testimonio personal para enfrentar las tendencias secularistas entre los latinos en Estados Unidos, el Arzobispo de Filadelfia, Mons. Charles Chaput, elogió hoy el trabajo de la Asociación Católica de Líderes Latinos (CALL, por sus siglas en inglés).
"La cultura hispana aún tiene un alma formada por un encuentro con Jesucristo, y la humanidad y compasión que fluye de él", dijo Mons. Chaput este viernes 23 de agosto, en el marco la conferencia nacional anual de la CALL.
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"Por estas cosas valen la pena luchar, y compartir con otros. La fe importa porque le da sentido a la palabra 'humanos' en 'seres humanos'. Importa porque nos hace hijos de un Dios amoroso".
La conferencia anual se realiza del 23 al 25 de agosto. CALL está dedicada a la formación espiritual de líderes latinos y en el servicio comunitario y cultural, así como proyectos educacionales. Entre sus miembros figuran líderes comunitarios, de negocios y profesionales.
Mons. Chaput dijo que él y el Arzobispo de Los Ángeles, Mons. José Gómez, ayudaron a la CALL a "crear una organización profesional que apoyaría a los líderes hispanos católicos".
"Quisimos ayudar a aquellos líderes a renovar el corazón de un Estados Unidos que se ha vuelto más y más confundido, y más y más distanciado de sus ideales fundacionales. Todos ustedes, presentes aquí hoy, son un testimonio de lo que esperábamos lograr. Estoy muy, muy agradecido de ser parte de su trabajo".
Sin embargo, el Prelado advirtió que la fuerza del catolicismo entre los latinos está debilitándose.
El Arzobispo de Filadelfia señaló que los latinos estadounidenses dejan la Iglesia "a un ritmo preocupante". Casi 70 por ciento de los hispanos nacidos fuera de Estados Unidos son católicos, pero solo 40 por ciento de hispanos de tercera generación lo son.
La tasa de abortos entre latinos es más alta que el promedio nacional, mientras que el apoyo al mal llamado "matrimonio" homosexual creció del 31 al 53 por ciento entre 2006 y 2012.
"Pienso que el Arzobispo José y yo probablemente subestimamos la capacidad de la cultura estadounidense de digerir y redirigir cualquier nueva influencia que viene de fuera de nuestras fronteras".
"En algunas formas, el perfil social y político hispano es apenas distinguible de las tendencias nacionales estadounidenses. La idea de que los latinos, simplemente por su presencia, podría restaurar el tenor moral de nuestro discurso público es un espejismo".
Mons. Chaput dijo que la cultura de consumo de Estados Unidos y sus "ansiosas pequeñas idolatrías", tales como el ateísmo práctico, "los apetitos manufacturados", las distracciones, el ruido y los juguetes, es "simplemente muy fuerte".
"Como nación, los estadounidenses alabamos a Dios en nuestras monedas mientras que lo expulsamos de nuestra vida pública en cualquier otra parte. Y en lugar de Dios, hemos creado una avalancha de opciones vacías y pequeños falsos dioses menores que prometen alimentar nuestro hambre interno y no hacen nada más que dejarnos hambrientos".
El Arzobispo estadounidense dijo, sin embargo, que esto no debe ser causa de desesperanza.
"Una inmensa reserva de bondad y esperanza aún reside en el mundo. Necesitamos recordar eso y actuar en consecuencia".
Mons. Chaput señaló la amabilidad hacia los extraños en América Latina, que se mostraron "espontáneos, inesperadamente acogedores" a los hijos de su amigo, que tenían síndrome de Down.
El Arzobispo remarcó cómo aquellas personas con síndrome de Down enfrentan muchas dificultades de salud, incluyendo demencia temprana. Muchos un día no podrán reconocer a los miembros de su familia que los amaron y se sacrificaron por ellos.
Mientras que algunas personas se enfocan en el dolor y en el futuro "desolado" de aquellos con síndrome de Down, Mons. Chaput dijo que el enfoque del católico es diferente.
"Ningún amor es estéril. Ningún amor es desperdiciado. Cada vida es preciosa. Confiamos en un Dios amoroso que es él mismo amor; un Dios que vierte un tipo de amor no merecido, redentor, sobre cada una de sus creaturas; un Dios que se hizo amor encarnado para hacer todas las cosas nuevas".
Mons. Chaput dijo además que la fe es importante, porque "no podemos confiar en un Dios en el que no creemos".
"La fe importa porque la esperanza y el amor no pueden soportar el peso del sufrimiento en el mundo sin ella. La fe importa porque nos recuerda que hay bien en el mundo, y el significado de cada vida humana; y que las cosas que nos hacen humanos son por las que vale la pena luchar. La fe importa porque nos lleva a hacer lo que es correcto".
La fe puede incluso crecer y expandirse en tiempos aparentemente estériles, señaló.
El Prelado citó la descripción hecha en la Carta a los Hebreos sobre Abraham, quien, a pesar que él era "tan bueno como muerto", tuvo "descendientes tan numerosos como las estrellas en el cielo e incontables como la arena de la orilla del mar".
"Ese es el poder de la fe. Esa es la fertilidad del testimonio personal. Si CALL ayuda a lograr ese tipo de conversión en cada una de sus vidas, si CALL ayuda a hacerse más fuertes los unos a los otros en su fe católica y en su vocación como líderes cristianos, entonces Dios la usará, y los usará, para traer nueva vida a nuestra nación".