Al presidir la Misa central en el santuario de San Cayetano, del barrio porteño de Liniers, el Arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina, Mons. Mario Aurelio Poli, llamó hoy a "no dejarse abatir por el desánimo" y apelando a palabras del Papa Francisco pidió "cultivar y trabajar por una cultura del encuentro".
"Basta de desencuentros entre los argentinos, escuchemos al Papa", subrayó ante miles de peregrinos reunidos frente al templo.
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El Prelado afirmó que "cuando se cierran las puertas unos a otros, como a muchos de ustedes, Dios abre las puertas del santuario y de la esperanza".
Monseñor Poli sostuvo que este encuentro con San Cayetano es para "alimentar nuestra fe. Esa fe que nos mantiene de pie a pesar de las dificultades, que nos devuelve la alegría ante las amarguras de la vida y las pruebas, nos saca el miedo y no nos deja caer los brazos".
"No se dejen abatir por el desaliento. Cada vez que visitamos el santuario es una invitación a renovar la fe con alegría. Alegría verdadera, de la buena, la que dura", sostuvo.
En otro momento de la homilía, el Primado dialogó con los fieles: "estaban acostumbrados a escuchar al cardenal (Bergoglio) y ahora aparezco yo, ¡que decepción!", a lo que los fieles respondieron con un "no".
El Arzobispo leyó parte del mensaje que el Papa transmitió anoche a los peregrinos e hizo hincapié el en párrafo en el que Francisco lamentó que "haya tanto desencuentro. Líos en la familia, siempre; líos en el barrio; líos en el trabajo; líos en todos lados. Y los desencuentros no ayudan".
Por esto, Mons. Poli alentó a salir al encuentro de quienes más necesitan y sufren, y exhortó a "cultivar y trabajar por una cultura del encuentro. Basta de desencuentro". "Recemos por él y si les sobra un poquito, también por mí", concluyó.
Antes de iniciar la ceremonia, el sucesor del ahora Papa Francisco en la sede de Buenos Aires puso entre las intenciones de la misa el "dolor del pueblo de Rosario" a raíz de la explosión de un edificio céntrico, y pidió rezar por las víctimas mortales y sus familiares.
"Que Dios ponga la mano sobre ese desastre y se encuentre a las personas desaparecidas", rogó ante la multitud reunida frente al altar levantado en la calle Cuzco.