El Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos), Mons. José Gómez, llamó a los fieles a orar para que se dé una reforma migratoria integral y pedirle perdón a Dios "por no haber actuado antes para arreglar este sistema ineficiente".
"Hay un tiempo para la acción pública y un tiempo para la oración. La oración debe ser siempre lo primero, antes, incluso, de nuestra acción política. Porque siempre hemos de asegurarnos de que estamos tratando de hacer la voluntad de Dios y no la nuestra. Entonces, éste es un tiempo para la oración", afirmó el Prelado en su última columna enviada a ACI Prensa, y que es una adaptación de la homilía que Mons. Gomez pronunció el 21 de julio, en la Misa anual por la inmigración.
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El Arzobispo señaló que la Biblia enseña "la hospitalidad y la atención a los extranjeros son un deber sagrado" para el judaísmo y el cristianismo. Jesús y sus padres, recordó, "vivían como inmigrantes y refugiados en Egipto. A lo largo de todo su ministerio, Jesús nunca tuvo un hogar. No tenía dónde reclinar la cabeza. Jesucristo se convirtió en un extranjero por nuestro bien, para enseñarnos a amar".
En ese sentido, advirtió que la dignidad del ser humano proviene de su condición de hijo de Dios y no "de tener los documentos en regla o los papeles correctos". "Esto es lo que hace único a este país. El hecho de que los misioneros y estadistas que fundaron este país hayan creído lo que Jesús enseñó (...) Y este país siempre ha sido una nación de inmigrantes", expresó.
Mons. Gómez indicó que por tanto la reforma migratoria "implica también la renovación del alma de los Estados Unidos de América" para que esté "a la altura de su hermosa promesa de igualdad y dignidad para todas las personas".
"Le pedimos a Dios que nos perdone por no haber actuado antes para arreglar este sistema ineficiente. Por no haber actuado antes para hacer justicia a aquellos que viven en las sombras, en los márgenes de esta gran sociedad. Le pedimos a Dios que nos ayude a vencer nuestro egoísmo y nuestra indiferencia", expresó.
El Arzobispo recordó que "hay personas que están muriendo en los desiertos, apenas un poco más allá de las fronteras de nuestro país. Personas que están tratando de reunirse con sus seres queridos. Hay personas que son explotadas cada día en los campos y en las fábricas. Personas que están tratando de alimentar a sus familias" y niños cuyos padres son deportados. "Entonces, oramos por esas personas el día de hoy. Y por todos los responsables de los crueles fracasos de nuestro sistema de inmigración".
"La reforma migratoria no se trata de números o de cuestiones técnicas. Se trata de estos niños, de estas madres y padres. Se trata del alma de los Estados Unidos de América. Y de nuestras almas también (...). Jesús dijo que Dios nos juzgará por nuestro amor a él en el más pequeño de nuestros hermanos y hermanas. Así que la inmigración no es sólo una cuestión de política. Es una cuestión de nuestra relación con Dios", afirmó.
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