El Papa Francisco dirigió un emotivo discurso a los miles de voluntarios que permitieron la realización de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), porque "con su amabilidad, con su disponibilidad para el servicio, han demostrado que 'hay más dicha en dar que en recibir'; y los invitó a pedirle a Cristo que les haga ver si deben buscar la santidad en la vocación al matrimonio o a la vida sacerdotal y consagrada.
"Sean siempre generosos con Dios y con los otros. No se pierde nada, y en cambio, es grande la riqueza de vida que se recibe", les dijo el Papa, al destacar que con su servicio han actuado como San Juan Bautista, de preparar el camino para que los cerca de tres millones de peregrinos se encuentren con Jesús. "Y éste es el servicio más bonito que podemos realizar como discípulos misioneros", afirmó en el Pabellón 5 de Río Centro.
Francisco les recordó que Dios "llama a opciones definitivas". "Algunos son llamados a santificarse construyendo una familia mediante el sacramento del matrimonio", indicó, e hizo un llamado a ser revolucionarios y rebelarse "contra esta cultura de lo provisional, que, en el fondo, cree que ustedes no son capaces de asumir responsabilidades, que no son capaces de amar verdaderamente".
El Papa añadió que a algunos, Cristo los llama al sacerdocio y a otros a la vida religiosa. "Nunca olvidaré aquel 21 de septiembre –tenía 17 años- cuando, después de haber entrado en la iglesia de San José de Flores para confesarme, sentí por primera vez que Dios me llamaba. ¡No tengan miedo a lo que Dios pide! Vale la pena decir 'sí' a Dios. ¡En Él está la alegría!", afirmó.
"Queridos jóvenes, quizá alguno no tiene todavía claro qué hará con su vida. Pídanselo al Señor; Él les hará ver el camino", les aseguró el Pontífice.
"Queridos amigos, de nuevo les doy las gracias por lo que han hecho en estos días. No olviden lo que han vivido aquí. Cuenten siempre con mis oraciones y estoy seguro de que yo puedo contar con las de ustedes", culminó.