Un grupo de jóvenes reclusos mantuvieron un encuentro privado con el Papa Francisco en el palacio arzobispal de San Joaquín, en Río de Janeiro (Brasil), en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Los organizadores indicaron que la reunión es de carácter confidencial para preservar la intimidad del encuentro, donde también participan algunos asistentes de los reclusos.
La cercanía del Pontífice con los reclusos no es nueva. Como se recuerda, en la Semana Santa de este año, el Papa Francisco decidió celebrar la Cena del Señor en el reclusorio para menores de Casal de Marmo, en Roma (Italia), lo que causó un gran impacto en los presos a los que el Santo Padre lavó los pies.
El P. Gaetano Greco, quien concelebró aquella Misa con el Santo Padre, relató entonces a ACI Prensa que "los muchachos lo miraban sorprendidos a los ojos y le decían, pero Padre, ¡es usted quien debe rezar por mí!, ¡Yo le prometo rezar por usted, pero usted tiene que rezar por mí!'".
Incluso, un joven musulmán alzó la voz y preguntó al Papa antes de irse: "¿Pero por qué decidió venir entre nosotros, porqué hace esto?". Francisco respondió "entre los lugares diferentes donde celebrar esta Misa, inmediatamente el corazón me dijo que tenía que venir a esta cárcel".
El joven insistió, "Sí, pero ¿por qué?", y Francisco añadió: "Porque he sentido una emoción en mi corazón y las emociones del corazón no se pueden explicar'". En ese momento, muchos comenzaron a llorar de la emoción.
El P. Greco expresó que ese Jueves Santo el mensaje más fuerte del Papa para los jóvenes fue su presencia allá. "Ellos no creían. Decían 'no, el Papa no vendrá, de nosotros no se acuerda nadie una vez que estamos aquí', y ver en cambio que el Papa estaba con ellos fue un gran impacto, y le puedo afirmar que muchos de ellos se han emocionado, y hasta alguno lloró".