La cadena informativa británica BBC informó que, de acuerdo a las cifras de la agencia de turismo del gobierno de Brasil, Embratur, que la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Río 2013 generará 540 millones de dólares a favor de Brasil.
Se estima que a la JMJ que se realizará este año en Río de Janeiro asistirán alrededor de 2,5 millones de jóvenes de todo el mundo.
El evento cuenta entre sus patrocinadores con bancos privados, empresas locales y multinacionales, así como fondos públicos. Estos, junto con las contribuciones de peregrinos y donaciones, cubrirán el costo total de la JMJ, que oscila entre los 143 y 156 millones de dólares.
Consultados sobre la prensa sobre el uso de fondos públicos para cubrir algunos costos de la Jornada Mundial de la Juventud, el canciller de Brasil, Antonio Patriota, subrayó que este evento "involucra no sólo a un líder espiritual, sino también a un jefe de Estado".
Patriota indicó además que el gobierno brasileño ve el evento "desde una perspectiva de relaciones exteriores de Brasil con el Vaticano".
El alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, subrayó el importante número de turistas que llegarán a Río de Janeiro con motivo de la JMJ, lo que dará la oportunidad a la ciudad de "mostrar otra vez su capacidad de recibir bien".
Paes señaló que lo invertido por su despacho fue para "dotar a la ciudad para recibir este evento, ofrecer la estructura", indicando que "todos los gastos de recolección de basura, operación de tránsito, con la salud, serán divulgados después de la jornada".
Ante la posibilidad de que la visita del Papa Francisco se tope con nuevas protestas en Brasil, como las vistas en semanas pasadas de más de un millón de ciudadanos contra el gobierno, el alcalde de Río de Janeiro remarcó que el Santo Padre "no es responsable por los pecados de la sociedad brasileña, de los gobiernos brasileños, de las autoridades".
Por su parte, la presidenta de Brasil y blanco de las protestas contra el aumento en las tarifas de transporte y corrupción en la administración pública, Dilma Rousseff, se refirió esta semana a la visita del Papa Francisco, asegurando que esta "ocurre en un momento especial para el mundo y para Brasil", pues "aquí y en todo el planeta la juventud renueva su deseo de soñar y luchar por un mundo cada vez mejor".
Ante las críticas sobre los gastos para el evento, tanto el Arzobispo de Río de Janeiro, Mons. Orani Tempesta como el de Sao Paulo, Cardenal Odilo Scherer, defendieron que no se trata de dinero desperdiciado, sino que generará recursos y empleo en el propio país.
El Cardenal Scherer dijo a la prensa local que los costos de la JMJ "no son gastos pagados a alguien que se llevará el dinero afuera", sino que "ese dinero es derramado en Brasil. Está generando impuestos, trabajo".
Para el Arzobispo de Sao Paulo este es "sin duda, una inyección de sangre en la economía".
Por su parte, el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Padre Federico Lombardi, indicó que las protestas realizadas en Brasil hace algunas semanas "no tienen nada de específico contra el Papa o la Iglesia".
Lombardi aseguró que el Papa Francisco viaja con "serenidad" a Brasil para participar en la Jornada Mundial de la Juventud, y aseguró que el dinero invertido en el evento no "se tira por la ventana al mar", sino que será recibido por trabajadores brasileños.
Durante su estadía en Brasil por la Jornada Mundial de la Juventud, el Papa Francisco ocupará una sencilla habitación en la Casa Sumaré.
La recámara que ocupará el Santo Padre tiene una cama sencilla, una mesita de noche con un teléfono y un pequeño escritorio. Al centro y sobre la cama se ha colocado un crucifijo.