La reina Isabel II de Reino Unido aprobó el 17 de julio la ley del mal llamado "matrimonio" gay, en un acto considerado por los Obispos católicos de Inglaterra y Gales como un "cambio social profundo", que olvida la centralidad de los niños y pone en riesgo la libertad religiosa.
En un comunicado emitido el 17 de julio, la Conferencia de Obispos de Inglaterra y Gales aseguró que "el matrimonio, a lo largo de los siglos, ha sido reconocido públicamente como una institución estable, que constituye un marco legal para la relación comprometida entre un hombre y una mujer, y para la crianza y cuidado de sus hijos".
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"Por esta razón, ha sido reconocida como única y merecedora de protección legal".
La ley firmada por la reina Isabel II permite que se contraiga desde el próximo año "matrimonios" del mismo sexo en Inglaterra y Gales, pero no en Escocia ni Irlanda del Norte.
Los Obispos dijeron que la nueva ley retira del matrimonio tanto la centralidad de los hijos como la responsabilidad de las madres y los padres de permanecer juntos para cuidar de sus niños.
"Esa es la razón por la que nos oponemos en principio a esta ley", dijeron.
La reina Isabel, que es la máxima autoridad de la iglesia de Inglaterra (anglicanos), aprobó la ley, que pasó primero por la Cámara de los Comunes y la Cámara de los Lores.
El Primer Ministro, David Cameron, del Partido Conservador, quien no promovió en su campaña el "matrimonio" gay, empujó el proyecto de ley a pesar de las objeciones de muchos en su partido.
La Alianza Evangélica, que representa a 79 denominaciones protestantes y 3 500 iglesias en el Reino Unido, dijo que la ley convertía al matrimonio civil en una "institución fluida, neutral de género, definida por la demanda de consumidores y la conveniencia política".
Este grupo advirtió que el cambio realizado tendrá "implicaciones profundas", incluyendo la normalización de las uniones del mismo sexo y la aplicación de "una nueva ortodoxia social".
La Alianza Evangélica llamó a los cristianos a "prsentar un modelo de matrimonio a una sociedad que ha olvidado lo que es" como una respuesta a la "nueva ficción legal" creada por la ley.
Sin embargo, algunos grupos religiosos respaldaron la ley.
El rabino Danny Rich, jefe ejecutivo del Judaísmo Liberal, un grupo que representa a cerca de 40 sinagogas, elogió a los legisladores por "poner la igualdad antes que el prejuicio y reconocer que toda la sociedad se beneficia cuando valoramos las relaciones estables, con amor".
Por su parte, los Obispos católicos expresaron su gratitud a los legisladores que implementaron protecciones para las iglesias que no realicen los mal llamados "matrimonio" homosexuales.
El gobierno enmendó la ley para asegurar que la discusión o críticas de las uniones del mismo sexo no violen las leyes contra fomentar el odio.
Sin embargo, los Obispos lamentaron que los legisladores fracasaran en asegurar que las escuelas religiosas puedan enseñar de acuerdo a sus principios religiosos.
Los Prelados también lamentaron que no fueran aprobadas las enmiendas protegiendo la libertad de expresión y de objeción de conciencia de los registradores civiles.
Los Obispos católicos pidieron además tolerancia para quienes no aceptan las uniones del mismo sexo como matrimonios.
"La tradición legal y política de este país se fundan sobre una firme convicción, con respecto a los derechos de la gente a tener y expresar sus creencias y puntos de vista, al mismo tiempo que se respeta aquellos que son diferentes", dijeron.
Para los Prelados "es importante, en este momento en el que se han impugnado puntos de vista profundamente arraigados e irreconciliables sobre el matrimonio, afirmar y fortalecer esta tradición".