El Obispo de Alcalá de Henares (España), Mons. Juan Antonio Reig Plá, denunció que en el país ibérico la custodia de la vida humana, la familia y el verdadero matrimonio han sido politizados y se encuentran a merced de ideologías extremas, tal como lo demuestran las leyes que las están menoscabando.
El Prelado hizo esta denuncia durante la presentación del libro "Amar en la diferencia" (BAC, Madrid 2013), coordinado por Livio Melina y Sergio Belardinelli. El Prelado dijo que es necesario abrir un debate cultural serio sobre estas cuestiones. "Me parece una cuestión ineludible que no hay que dejar en manos de los políticos. La cuestión antropológica, que afecta a la identidad humana, es clave para el progreso de la sociedad", señaló.
"En España hemos asistido a la promoción de nuevas leyes que dejan de custodiar adecuadamente la vida humana, el matrimonio, la familia o la educación sexual sin debate alguno. Todos estos temas están ahora mismo politizados y a merced de las ideologías más extremas. Es hora de abrir un debate serio que nos saque de este voluntarismo rupturista con la tradición cristiana y del positivismo jurídico que llega a borrar del Código Civil las palabras 'padre' o 'madre' para favorecer ciertas posturas ideológicas", añadió.
En declaraciones exclusivas a ACI Prensa, Mons. Reig Plá explicó que la propuesta antropológica del libro "es 'la antropología cristiana' que responde a todos los datos de la experiencia fundamental humana. Esta antropología, o identidad de la persona humana, incluye tres puntos básicos: la unidad de la persona cuerpo-espíritu, la diferencia sexual varón-mujer y la redención del corazón".
Mons. Reig Plá subraya que en el libro se explica la importancia que un concepto correcto de la unidad de la persona (cuerpo-espíritu) tiene en la sociedad. "Cuando afirmamos la unidad de la persona queremos salir al paso del dualismo que caracteriza el pensamiento dominante de nuestra cultura. Continuamente oímos expresiones como: 'yo hago con mi cuerpo lo que quiero', 'yo decido mi orientación sexual', en las que el cuerpo se reduce a un simple conjunto de órganos y tejidos, o a una dimensión biológica que está a merced de la libertad individual".
Mons. Reig Plá recordó que el Beato Juan Pablo II en la llamada "teología del cuerpo", señaló que "el cuerpo está unido sustancialmente al espíritu (razón y libertad), no es pues una prótesis del 'yo'. El cuerpo tiene un estatuto personal, es la visibilización de la persona. El cuerpo humano, diferenciado sexualmente (varón-mujer), tiene unos significados personales que le son dados y que la libertad individual tiene que reconocer y respetar".
Sobre el respeto y la igualdad, el Obispo de Alcalá de Henares asegura que se trata de términos que en última instancia hacen referencia a la dignidad de la persona humana y que la 'diferencia sexual' nunca puede ser tomada como 'desigualdad'. Por eso, Mons. Reig Pla explica que "hombres y mujeres son iguales en su dignidad como personas. La diferencia sexual no significa 'desigualdad' en cuanto a la dignidad humana sino riqueza de humanidad. La sexualidad humana es una dimensión esencial de la persona. Ser varón o mujer, estar diferenciados sexualmente, responde a una llamada al don, a la complementariedad sexual y afectiva. Es una llamada al amor que apunta a la comunión interpersonal y a la promoción de la vida".
Y continúa: "Ser varón o mujer son los modos personales que responden a la lógica de la reciprocidad y el don mutuo que tiende a prolongar el amor en la procreación. Pretender negar la diferencia sexual con su propio estatuto personal es retorcer la naturaleza de la persona. Es atentar contra lo obvio, contra el sentido común. Esto es lo que pretende la ideología de género que, haciendo abstracción de la realidad, niega los datos de la experiencia fundamental humana", afirma Mons. Reig Plá.
En este sentido el Obispo de Alcalá de Henares asegura que "afirmar la existencia de un tercer sexo o hacer depender la orientación sexual de la libertad individual no concuerda con el Evangelio de Cristo ni con los datos de la tradición cristiana. La atracción hacia el mismo sexo no afecta al 'ser', a la identidad de la persona. Es una inclinación que afecta al sentimiento y en su caso al 'obrar', a la conducta y que hay que explicar y valorar desde criterios morales. Ahora bien, una inclinación o atracción no cambia la identidad de la persona".
Sobre la "redención del corazón" que es el tercer punto en el que se basa la antropología cristiana, Mons. Reig Plá explicó que este aspecto pretende hacernos comprender nuestra propia experiencia humana.
"La inclinación al mal como resultado del pecado original y de nuestros propios pecados. Este dato, conocido por la revelación de Dios, nos a ayuda a comprender la propia experiencia humana. El amor, que no es solo impulso erótico, búsqueda de placer, sentimiento ni satisfacción de uno mismo en el otro, necesita ser curado del pecado, del egoísmo y de su inclinación narcisista. Para amar hay que integrar en la persona mediante la voluntad libre (espíritu) los instintos (dinamismos físico-biológicos) y los sentimientos o afectos (dinamismos psíquicos)", afirma Mons. Reig Plá.
"El amor es un dinamismo inteligente que tiene su verdad. Para lograr amar adecuadamente es necesario guiar los instintos y sentimientos hacia el bien de la otra persona. Es lo que proporciona la virtud de la castidad. La castidad eleva el 'eros' al 'ethos', o lo que es lo mismo, integra en el acto libre los instintos y los afectos para que el cuerpo se haga lenguaje de la persona, lenguaje del amor".
Por eso, la expresión "redención del corazón" es, según el Prelado, "curar la herida del pecado que empuja hacia el egoísmo y que imposibilita la comunión amorosa. Para 'darse' primero hay que 'tenerse'. 'Tenerse' significa el ejercicio de la libertad, el autodominio personal que supera la carga del egoísmo y de la propia autosatisfacción".
"La redención del corazón que proporciona la gracia de Cristo capacita a la persona para salir de sí mismo, para ser don para el otro, para encauzar y trascender los instintos y los sentimientos. Desconocer esto es arriesgarse a fracasar en la aventura humana más importante: aprender a amar", explicó.
Mons. Reig Plá también abordó el tema de la familia y advirtió que "prescindir de la experiencia humana (como es el sentido de la filiación que sabe nombrar al padre y a la madre) conduce a la decadencia y al debilitamiento de los pueblos. Lo mismo ocurre cuando se niega a los españoles el derecho a ser reconocidos por la ley como 'esposo' o 'esposa'. Con ello la ley se pone de espaldas a la realidad construyendo una abstracción que no responde a las aspiraciones del corazón humano".
Por ello, aclaró que "no llamar matrimonio a una unión de personas del mismo sexo no supone ninguna discriminación". Indicó que "empeñarse en lo contrario es retorcer la naturaleza de las cosas y promover una injusticia contra el matrimonio y la familia que son instituciones fundamentales para el bien común".
"El legislador, promoviendo el matrimonio entre el hombre y la mujer, está custodiando la dignidad de las personas, la riqueza de humanidad que supone la diferencia sexual y el bien de la procreación y educación de los hijos. El progreso de las sociedades depende de la fortaleza de sus familias".
Por ello señaló que "retrasar este debate cultural en España supondrá contribuir a la decadencia de la civilización que tiene como signo más claro las rupturas familiares y el invierno demográfico que sufrimos. Estos son los retos que debemos afrontar los católicos para contribuir a la regeneración de la sociedad".