El Papa Francisco alentó a los futuros sacerdotes y religiosas a utilizar los "vehículos más humildes" y no dejarse llevar por el gusto o la ostentación en su vida de servicio.
El Santo Padre hizo este pedido durante el encuentro vocacional que este fin de semana protagonizaron en Roma más de seis mil seminaristas, novicios y novicias.
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"De verdad les digo que a mí me hace daño cuando veo a un sacerdote o a una religiosa con un automóvil último modelo. ¡No puede ser! Pensarán … pero Padre, ¿entonces ahora tenemos que ir en bicicleta? ¡La bicicleta es buena!", explicó el Papa Francisco el 6 de julio desde el Aula Pablo VI del Vaticano ante los aplausos de los presentes.
El encuentro con los seminaristas y novicias formó parte de la "Jornada de los seminaristas, novicios, novicias y de todos los que están en camino vocacional", que se celebró del 4 al 7 de julio dentro del marco del Año de la Fe.
El Papa puso de ejemplo al maltés Mons. Alfred Xuereb, uno de los miembros de la Casa Pontificia quien le sirve como secretario personal, y que usa la bicicleta para movilizarse en Roma.
"Entiendo que el automóvil es necesario, porque hay que hacer mucho trabajo para llegar de un sitio a otro, ¡pero escojan el más humilde! ¡Y si les gusta uno más bonito, simplemente piensen en el número de niños que se mueren de hambre, solo eso!", exclamó.
Uno de los seminaristas, Erick Alvarado Cole, del Seminario Arquidiocesano La Purísima de Managua, Nicaragua, explicó a ACI Prensa que el encuentro le ayudó para reafirmar su fe y conocer a miles y miles de jóvenes que también viven su misma situación de gracia.
"Mi vocación, después de la propia vida, es el regalo más grande que Dios me ha dado. Esa llamada que yo no me esperaba… Él me llamó sin yo merecerlo y por eso cada día me entrego y le voy diciendo sí y le pido la fortaleza que me ayude a continuar adelante", refirió.
Por otro lado el diácono Felipe Jesús Valera López, quien llegó a Roma desde la Arquidiócesis de Guadalajara, México, señaló a ACI Prensa que para él, la vocación "es una llamada que Dios nos hace a cada uno de nosotros a ser felices, a amar, a darnos a los demás. Y es a través del sacerdocio que yo puedo amar plenamente a Dios y a los demás; darlo a conocer a fin que conozcan a Dios y tengan vida en Él en abundancia".
Los seminaristas, novicios y novicias, estuvieron acompañados todo el tiempo por el Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, y responsable del Año de la Fe, Mons. Rino Fisichella, quien lideró una peregrinación simbólica hasta la tumba del Apóstol San Pedro el pasado 5 de julio.
Bajo el lema "¡Me fío de ti!", los miles de jóvenes -procedentes de 66 países distintos-, fueron los protagonistas de una gran fiesta de fe, en la que proclamaron su vocación a los cuatro vientos con cantos y oraciones que llenaron de alegría las calles de Roma.