Un artículo publicado por el diario del Vaticano L'Osservatore Romano sobre la película "El hombre de acero" de la saga del conocido Superman, hace un breve análisis sobre si el superhéroe es o no una imitación de Cristo a propósito de esta vinculación hecha por varios medios de prensa en Estados Unidos.

En el texto firmado por Emilio Ranzato, publicado en la edición del 5 de julio de LOR, se presenta un breve resumen de la cinta que narra la historia de Kal-El, Superman, interpretado por Henry Cavill, quien es enviado por sus padres a la Tierra y llega a Smallville en Kansas, Estados Unidos. Allí es educado por una pareja de esposos (Kevin Costner y Diane Lane) "y aprende a conocer y a controlar sus superpoderes".

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Con el nombre de Clark Kent, el joven Superman comienza a buscar sus orígenes y llega al santuario "kriptoniano" en donde están guardados los mensajes de su padre Jor-El, interpretado por el actor Russell Crowe, que lo exhorta a "esforzarse para mantener la paz en el planeta adoptivo". Superman debe entonces enfrentarse al general Zod, quien también llega a la Tierra con sed de venganza y decidido a eliminar a todos los habitantes del planeta.

Para Emilio Ranzato "no se entiende bien por qué en Estados Unidos se está insistiendo tanto en una lectura cristológica del último Superman cinematográfico o del Hombre de acero dirigido por Zack Snyder".

"Siempre ha habido vagas referencias a la figura de Jesús en el personaje de los cómics inventado por Jerry Siegel y Joe Shuster en 1932, a partir de la idea de este hijo enviado a la Tierra por sus padres e inicialmente sin deseos de aceptar y usar los propios poderes para resolver los problemas del mundo. En este caso, hay otras referencias como los 33 años del protagonista. Pero no se trata que, de pequeñas nociones, obviamente insuficientes se haga del personaje una imitación de Cristo".

Además, prosigue el artículo, "porque el superhéroe no tiene ninguna intención de difundir un mensaje de paz. Al contrario, no hace otra cosa que reiterar lo que los hombres hacen antes de su llegada, es decir suprimir la violencia con más violencia".

"El film no ha podido tener otro desarrollo que el de una película de acción animada pero no tanto, donde el protagonista pasa a un segundo plano y con él todo lo que podía hacer más interesante la historia, o la relación de odio-amor que instaura con su propio planeta de origen, lugar de la melancolía pero también la marca de una maldición –como siempre lo ha recordado la kriptonita– reavivada por los viejos cohabitantes ahora más enemigos que antes".

Para Ranzato, estos y otros elementos han hecho que la cinta caiga en el "típico impasse de las sagas cinematográficas de hoy. Es decir, en la imposibilidad de juzgar como se debe un primer capítulo presentado por los autores como un mero preámbulo a una historia todavía en expansión. Estaremos al pendiente. Por ahora, las condiciones no son las mejores. Y sin embargo no incomodamos al Nuevo Testamento".