El Arzobispo de Filadelfia (Estados Unidos), Mons. Charles Chaput, señaló que el término "Nueva Evangelización" no debe usarse como un "slogan" carente de sentido, y alentó a evangelizar con intensidad, con "una fe apasionada que sólo puede venir de la búsqueda y la entrega total a Jesucristo, sin importar lo que cueste".
El sábado 22 de junio Mons. Chaput participó en la Convención Internacional de Serra, al celebrarse el 300 aniversario del nacimiento del Beato Junípero Serra (1713-1784), sacerdote franciscano del siglo XVIII conocido como el "Padre de California", quien junto a otros misioneros evangelizaron esas tierras de Estados Unidos. El Beato fundó nueve de las 21 misiones de California.
Al resaltar el significado de la misión de Junípero, el Arzobispo advirtió que utilizar el término "Nueva Evangelización" con tanta frecuencia, sin sentido y sin pensar en lo que se dice "es sólo otra piadosa intención (...) infértil".
Señaló que cualquier Nueva Evangelización debe comenzar con el "conocimiento sobrio" de muchas tierras cristianas de antaño y de los muchos autodenominados cristianos que son "en realidad paganos".
El Prelado dijo que también se debe tener en cuenta, la naturaleza de la sociedad contemporánea y subrayó que la sociedad moderna estadounidense tiene "una especie de práctica radical y auto enfocada en el ateísmo" que presenta a Dios "irrelevante para las necesidades y urgencias de la gente de este momento".
"Jóvenes y viejos, tenemos que vivir nuestra fe como lo hizo Junípero Serra, todo al 100 por ciento, sin ocultar nada, con caridad, paciencia, pasión y esperanza (...). Ese tipo de fe cambia vidas y rehace el mundo", alentó el Mons. Chaput.
Además hizo referencia en la necesidad que existe en que todos los católicos difundan la fe, "Jesús lo manda. No podemos llamarnos cristianos y no ser misioneros. Tenemos que ser testigos activos de nuestra fe ".
Mons. Chaput explicó que "como individuos controlamos muy poco en la vida, pero nosotros controlamos lo que hacemos con nuestros corazones" por tanto se debe estar "en disposición de Dios como sus agentes" dejando bien claro que la Evangelización debe comenzar por "nuestro propio arrepentimiento y la conversión -porque esto- afecta inmediatamente a las personas que nos rodean".
El Arzobispo rechazó la idea de que la fe cristiana es solo "un código útil de moral " o "un ejercicio de nostalgia", y explicó que ésta es en realidad "una inquietud, un fuego que consume en el corazón para experimentar el amor de Jesucristo y luego compartirla con los demás".
Explicó que la la gloria y la alegría de la fe en Jesucristo crecen aún más "cuanto más damos a los demás y tenemos más para nosotros mismos que alimenta nuestros corazones".
"Junípero Serra escuchó el evangelio, creyó y actuó en consecuencia", a la edad de 36 años dejó su vida como profesor universitario en Mallorca para servir en el Nuevo Mundo, tenía "una mente flexible curiosa, brillante (...) una tremenda energía personal (...) y una notable capacidad de organización", dijo el Arzobispo.
Relató que para llevar la fe cristiana a la población indígena de México, el Beato caminó miles de kilómetros durante su vida, a pesar de una pierna herida y construyó una red de misiones y se enfrentó a los líderes militares y políticos que querían explotar los indios americanos.
Elogió la resistencia, habilidad política y el liderazgo en situaciones de "condiciones brutalmente difíciles" y con un grupo mixto limitado de personas y de recursos. "Podría ser un padre exigente con sus conversos nativos, pero él era feroz en la defensa de la dignidad de las autoridades coloniales".
El Beato fue "un hombre extraordinario" que vivía en un "momento crucial" en la historia de la Iglesia Católica, cuando los poderes católicos y protestantes competían por territorio en todo el mundo ante la amenaza de la invasión musulmana de Europa.