En su homilía en la Misa celebrada esta mañana en la Capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco remarcó que las obras de la Iglesia, a pesar de que algunas son un poco complejas, se deben realizar "con corazón de pobreza, no con corazón de inversión o de empresario".
El Santo Padre subrayó que "el anuncio del Evangelio debe ir por el camino de la pobreza. El testimonio de esta pobreza: no tengo riquezas, mi riqueza es sólo el don que he recibido, Dios".
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"Esta gratuidad: ¡ésta es nuestra riqueza! Y esta pobreza nos salva del convertirnos en organizadores, empresarios".
El Papa subrayó el mandamiento de Jesús "gratuitamente han recibido, den gratuitamente", y advirtió que "cuando nosotros pretendemos hacer en forma tal que la gracia es dejada de lado, el Evangelio no es eficaz".
"La predicación evangélica nace de la gratuidad, del estupor de la salvación que viene y de aquello que yo he recibido gratuitamente, debo darlo gratuitamente", dijo el Papa, señalando que los apóstoles "actuaron así desde el inicio".
"San Pedro no tenía una cuenta bancaria, y cuando tuvo que pagar los impuestos el Señor lo envió al mar a pescar un pez y encontrar la moneda dentro del pez, para pagar. Felipe, cuando encontró al ministro de economía de la reina Candace, no pensó: 'Ah, bien, hagamos una organización para sostener el Evangelio…' ¡No! No ha hecho un 'negocio' con él: anunció, bautizó y se marchó".
Francisco indicó que "la Iglesia no es una ONG. Es otra cosa, más importante, y nace de esta gratuidad. Recibida y anunciada".
La pobreza "es uno de los signos de esta gratuidad", al tiempo que el otro signo es "la capacidad de alabanza. Cuando un apóstol no vive esta gratuidad, pierde la capacidad de alabar al Señor".
Alabar al Señor, dijo el Papa, "es esencialmente gratuito, es una oración gratuita: no pedimos, sólo alabamos".
El Reino de Dios, señaló el Santo Padre, "es un don gratuito" y advirtió que desde los orígenes de la comunidad cristiana existió "la tentación de buscar afuera", lo que causa confusión, pues en esos casos "el anuncio parece proselitismo, y por ese camino no se avanza".
Sin embargo, remarcó, "nuestra fuerza es la gratuidad del Evangelio", pues el Señor "nos ha invitado a anunciar, no a hacer prosélitos".
Citando a Benedicto XVI, Francisco subrayó que "la Iglesia crece no por proselitismo, sino por atracción", y esa atracción viene del testimonio de "aquellos que desde la gratuidad anuncian la gratuidad de la salvación".
"Cuando encontramos apóstoles que quieren hacer una Iglesia rica y una Iglesia sin la gratuidad de la alabanza, la Iglesia envejece, la Iglesia se convierte en una Organización No Gubernamental, la Iglesia no tiene vida", advirtió.
El Santo Padre exhortó a los fieles a pedirle al Señor "la gracia de reconocer esta gratuidad: 'Gratuitamente han recibido, den gratuitamente'. Reconocer esta gratuidad, aquel don de Dios. Y también nosotros avanzar en la predicación evangélica con esta gratuidad".